sábado, 10 de julio de 2010

ISABELITA DEL ALTOZANILLO CAPÍTULO XXIV


Estamos en Abertura, en el año 1954 y en el barrio del Altozanillo. En el zaguán de tía Isabel aún estaban los calderos que tío Luís había puesto la noche anterior para recoger el agua que la lluvia hacía caer por las goteras que tenía el tejado. El almanaque estaba recién estrenado, todos los años desde que supo de su existencia, lo encargaba tía Julia (que era muy devota del sagrado corazón de Jesús) a Raimundo que se lo traía de Trujillo, que era el recadero de Abertura, él todos los jueves se subía en la viajera que venía de Villanueva dirección Trujillo y allí se pasaba la mañana. Según el encargo, iba a la ferretería, a la tienda de telas, donde fuera necesario. Tía Julia encargaba tres, uno para ella y los otros dos para cada hija, por eso tía Isabel tenía uno ya que era la hija pequeña de tía Julia, la mayor era tía Juana. Cuando hacía el encargo lo primero que recalcaba a Raimundo es que fuera del corazón de Jesús, ya que había otros tacos de almanaques pero esos a ella no la gustaban, ya que cuando desprendía la hoja por la mañana bien temprano cuando se tomaba el café junto a tío Pedro leía la oración que traía escrita por detrás y veía el santo del día. El que había dado a tía Isabel lo había pegado tío Luís con pez en el mismo hueco del taco que había dejado al descubierto al terminarse el año 1953, allí quedaba muy bien, abajo en un cuadro de un anuncio de nitrato de chile. Aquella mañana allí estaba la Isabelita, la niña de la casa, subida en una silla que apenas si alcanzaba, Uyy, casi no llego mama... pero empinándose consiguió desprender la hoja, haciendo presencia el día que era, siete de enero. Por ser siete de enero estaba loca de contenta ya que podía ir a la escuela con el cabal nuevo que los reyes magos la habían traído el día seis. La inocencia de la Isabelita todavía estaba intacta ya que ella misma lo había elegido quince días antes entre los juguetes que había llevado tío Mariano del Puerto, pero ella no se paraba en detalles, había pedido un cabal a los reyes magos y ellos se lo habían traído. Por eso estaba inquieta mientras su madre la atusaba las largas trenzas y ponía un lazo blanco en cada una de ellas. Venga mama date prisa..... Pues no te muevas tanto so joía que paice que estés jecha de rabo de largatija... ves? por tanto correr han salio un poco tuertas, decía tía Isabel intentando colocarlas. Y así, con su babi blanco el cabal y sus catiuscas se despidió de su madre, no sin antes recibir ordenes para que no se metiera por los charcos que la lluvia había llenado la noche anterior. Tía Isabel asomada al postigo de la puerta vigilaba si la Isabelita se hacía caso de lo que la había dicho,y, viendo como se acercaba Martín que vivía más adentro del callejón y sabiendo que casi todos los días se juntaban para ir a la escuela le dijo: ¡Corre Martín! alcanza a la Isabelita que ya va p´allá. Al oírlo, la Isabelita se paró aesperar a su amigo ¡Venga Martín date prisa que llegamos tarde!! Ya juntos y a la altura de la calle del molino ven un charco que les incita a ser atravesado con las catiuscas, y olvidando los consejos de su madre la Isabelita no se lo piensa dos veces y lo atraviesa incitando también a que lo hiciera Martín. No pueo con este pie, se me moja, porque tiene un parche y se está despegando decía Martín... Anda ya tonto!! pues ves a la pata coja... Y así fueron los dos de charco en charco la carretera adelante hasta que llegaron a la plaza. Cuando llegaron a la plaza pudieron ver que ya se estaba formando la fila tanto de los niños como de las niñas para entrar en la escuela. ¡vamos a coger carrendilla que vamos a ser los últimos! se decían viendo que llegaban tarde. Pero en pocos segundos se pusieron los últimos de la fila. Doña Ana la maestra viendo que llegaba más cansada que un jaco dijo a Isabelita: agila p´alante y a ver si otro día no nos entretenemos en los charcos, y mirándola la dijo: ¿ya has visto como traes el babi de salpicauduras de barro? Verás tu madre cuando te vea la gracia que la va hacer.... En cambio Martín tuvo más suerte y aún llegó detrás de él Joselín, su mejor amigo que nada más verse se saludaron y quedaron en juntarse a la hora del recreo. Don Fernando, que era el maestro, al oír la conversación de los dos amiguetes en acto cariñoso los pasó la mano por la cabeza diciéndoles: ¡vaya par de alipendes! Venga para dentro.... Al rato de cerrarse las puertas de las escuelas, una vez que cada uno estaba en su sitio, mirando para el frente donde había colgados en la pared un crucifijo y las fotos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, rezaron el padre nuestro y cantaron el himno nacional. Viva España Alzar los brazos hijos del pueblo español que vuelve a resurgir Gloria a la patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol Gloria a la patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol Triunfa España los yunques y las ruedas cantan al compás del himno de la fe Triunfa España los yunques y las ruedas cantan al compás del himno de la fe Juntos con ellos cantemos de pie La vida nueva y fuerte de trabajo y paz Juntos con ellos cantemos de pie La vida nueva y fuerte de trabajo y paz. Una vez terminado se empezó a oír gran murmullo, pero con fuertes palmadas los maestros lograron silenciar ordenando que cada cual se pusiera es su sitio. Fue entonces cuando la Isabelita sentada en su pupitre de dos plazas, que compartía con la Mercedes, abrió su cabal y empezó a sacar la pizarra y el pizarrín y un trapo que le había cogido a su madre del cesto de la costura para poder borrar lo escrito en la pizarra y la segunda cartilla. ¡¡Que cabal más bonito!! No te lo había visto antes, la dijo la Mercedes toda extrañada, Me lo trajeron ayer los Reyes Magos, ¿Y a ti que te han traío? Poca cosa, unos calcetines para los domingos y en casa de mi tía Sole una naranja que la traigo hoy pa comérmela a la hora del recreo. Viendo Doña Ana como las dos niñas conversaban, se dirigió a ella ordenando que guardaran silencio y empezaran a copiar unas sumas que había puesto en el encerado para que todas las pequeñas las resolvieran. La Isabelita que aunque habladora también era muy aplicada, cogió su pizarrín y empezó a copiar lo que estaba en el encerado para así hacer su suma en su pizarra. Ella estaba deseando hacer la primera comunión para ser más mayor y así en vez de pizarra podría tener una libreta y escribir con pluma y tinta como hacían las mayores. Mientras estaba haciendo sus sumas y metida en sus pensamientos sonó las palmadas anunciando la hora del recreo.

CAÍTULO-II
Poco a poco la plaza se iba llenando de niños, los amiguetes se fueron buscando y reuniendo para así poder pasar juntos la media hora del recreo. La Isabelita este día lo tenía mal para pasar bien esta media hora, ya que eran tres amigas y dos habían faltado, la Angelita por estar constipada, y la Rosi por no tener vestido negro que ponerse, ya que tenía que esperar a que su madre la tiñera su vestido verde, su abuelo se había muerto la víspera de los reyes y ya la había hecho saber su madre que tenía que guardar luto por lo menos seis meses, Pero la Mercedes , su compañera de pupitre que lo sabía la dijo: anda vente con nosotras porque no vas a quearte sola, ya verás como la Loli y la Pepi no dicen na. De verdad que queréis juntarme? ¡Claro que puedes no te vas a quear sola la dijo su compañera en un tono muy cordial. Así junto con Mercedes, la Loli y la Pepi, se fueron dirección al resbaladero para hacer la cola para poder resbalarse por él. Allí estuvieron un rato hasta que se cansaron, luego decidieron irse hacia donde estaban los niños haciendo una represa con el agua que bajaba por la calle Real, ¡que barbaridad dijo Isabelita!Viendo toda el agua que habían conseguido parar con una pared hecha con barro, ¡ jooo! seguro que si me meto con las catiuscas me las cubre toas. La Isabelita no se metió pero allí estaba Nino atravesando toda la represa, Pero fue también entonces cuando se empezaron a oír las carcajadas de los que estaban por allí ya que estaban viendo como el agua se estaba metiendo por dentro de las catiuscas de Nino. JaJaJaJa....se oían las carcajadas de todos los que estaban por allí. A mí no me jace gracia decía Nino, el cual se sentó en el suelo para poder quitarse los zapato y sacar el agua que le había entrado. Pero viendo como los demás seguían con la guasa cogió una de las catiuscas y jundeó el agua que tenía dentro encima de Juanito, que sin comerlo ni beberlo se llevó la peor parte, yéndose llorando a su casa diciendo por el camino "te vas a enterar a mi madre". Después de todo el jaleo que se armó, la Mercedes sacó las pelauras de la naranja que se había metido en el bolsillo, y dando un puñado a cada una de las amigas, y otro también a Isabelita estuvieron entreteniendose en sacar el jugo que tenía las cáscaras que echándolo en el agua la convertía de múltiples colores. Y así terminó el tiempo de recreo, el primer recreo del segundo trimestre. Cuando Doña Ana dio la orden del final de la clase, Isabelita cogió su cabal y despidiéndose de Mercedes hasta la tarde, se echó a correr para poder alcanzar a Martín, que ya estaba llegando a la carretera. ¡Martín espérame! Y lo mismo que habían hecho por la mañana, de ir de charco en charco, volvieron a repetirlo yendo para casa. Al llegar a su casa, su madre tenía el postigo abierto, por lo que ella estirando su brazo consiguió desechar la aldabilla y entrar sin que nadie la abriera la puerta. A la hora que la Isabelita se había levantado su hermano aún no le habían levantado, pero ahora estaba metido en el castillejo, y al verla empezó a levantar los brazos deseando que le sacaran de allí. ¡Hola mi niño! Le decía con mucho cariño dándole un beso, y se fue hasta donde estaba su madre. ¿que hay pa comer mama? Pero no hizo falta que tía Isabel contestara ya que se veía el puchero dentro del anafre con el carbón al rojo vivo desprendiendo olor a garbanzos. ¿otra vez garbanzo? Si, otra vez.... Anda quítate el babi para comer no vayas a mancharte.......pero al darse la vuelta la Isabelita tía Isabel no pudo evitar gritar. Bueno, bueno...¿Tú has visto como traes el babi de salpicauras? Está visto que no haces caso a lo que te digo, aquí como si hablara a la pared porque no será que no te digo que no quiero que te metas en los charcos.... Y malo no es el lavarlo, que la pila del corral está llena de agua y el pozo también está lleno hasta el brocal, lo malo es pa secarlo,.. ¡menudo tiempecito tenemos! Así la daba un rapapolvo tía Isabel toda enfadada mientras la Isabelita pareciera que no fuera con ella. Anda, ves a la tahona a por dos panes que tu padre tiene que estar al llegar, encima del chinero están los vales cojes uno de cuatro panes y ten cuidado con los dos que te tienen que dar de vuelta no lo vayas a perder... Cuando llegó a casa con los dos panes ya había llegado tío Luís y estaba la mesa puesta con la sopa en medio, hechas con el pan duro y el caldo del cocido. Cuando terminaron con la sopa tía Isabel embrocó el puchero vaciando los garbanzos y separando un cacho de tocino con un trozo de falda de borrego. ¡Anda hoy hay chichi! Y no es de extrañar que la Isabelita viera raro que en el cocido hubiera carne ya que si este día la llevaba era porque un borrego de tío Cansino lo habían tenido que matar a escape ya que si nó se moría por haber comido demasiado grano y la carne la habían vendido barata. La Isabelita como no la gustaban los garbanzos sólo hacía que ir y venir a beber agua a la tinaja que tenían debajo del chinero esperando que se terminaran,. Pero su padre dirigiéndose a su madre la decía: Isabel a esta muchacha la vas a tener que echar en un plato aparte ¿no ves como no jace na más que ir y venir al beberreteo? Y to es pa no comer,. Tienes razón Luís yo creo que habrá que jacer algo. Una vez que terminaron de comer, la Isabelita pidió a su madre un trozo de tela nueva para llevarse a la escuela esa tarde, porque Daña Ana había dicho dirigiéndose a las pequeñas que les iba a enseñar hacer vainica que harían mientras se rezaba el rosario.... Así metió su trocito de tela, su aguja y dedal con unas bobinas de hilos de colores en el cabal y salió a la calle a esperar a Martín. Se despidió, pero esta vez Isabelita y Martín después de la regañina que la había echado tía Isabel hicieron el camino a la escuela sin entretenerse en atravesar los charcos, eso, y que venía una nube con ganas de echar agua y querían llegar antes de que empezara a llover. Ya sentada en el pupitre sacó su trocito de tela y enhebró la aguja con hilo de color azul, esperando a que Doña Ana diera instrucciones de lo que debían hacer, la Mercedes también hizo lo mismo que ella, pero por lo bajo no dejaba de refunfuñar diciendo la manía que la daba tener que hacer cosas de costura. Hay que sacar unos hilos de la tela, explicaba la maestra, y una vez que los tengáis iré pasando a enseñaros lo que hay que hacer a continuación. La Isabelita con mucha paciencia iba sacando el primer hilo, que era el más difícil, con cuidado para que no se le rompiera, después de sacar el primero los demás salían más fácil. Ella terminó enseguida, y pudo ayudar a la Mercedes, Trae p´acá tu trapo que te ayue... ainsss que amoragona eres Mercedes. ¿quién quiere rezar el rosario? decía doña Ana La Mercedes no tardó en levantarse diciendo que quería ser ella. ¿Ya te sabes los misterios que tocan hoy? No. Pues entonces sigue con tu labor y deja que lo rece la Mari que seguro que lo sabe. Así fue como la Mercedes no tuvo más remedio que seguir sacando hilos e intentar imitar a Isabelita ya que a ella si que se la veía disfrutar con el nuevo trabajo. Se estaban acercando las cinco de la tarde, la hora de salir, fue entonces cuando el cielo se puso oscuro y a continuación empezó a llover, pero no una lluvia ligera, era algo parecido a un diluvio, tanto que Doña Ana decidió esperar a que llegaran las madres a recoger a cada una de las niñas. Algunas madres tenían paraguas, pero la mayoría iban con una manta para poder resguardarse del agua, y así fue como llegó tía Isabel, pidiendo que saliera la Isabelita para acompañarla a casa. Tapadas las dos por la manta emprendieron el camino hacia casa, diciendo tía Isabel que iban hacer un esfuerzo e iban a encargar a Raimundo un paraguas portugués para que se lo trajera de Trujillo, ya que también lo podría usar tío Luís cuando tuviera que ir al ganao. Cuando pasaron por la casa de los "Cansinos" tuvieron que esquivar el agua que salía del albañal con un olor a montuno que les echaba para atrás. ¡Vaya gente guarra!-Se ve que la zahúrda de los guarros no se lava hasta que no cae agua de los cielos, comentaba tía Isabel, Ya en casa, a Isabelita se quitó el jato que lo traía mojado y lo puso sobre la alambrera esperando que se pudiera secar para podérselo poner al día siguiente. Pero aquella noche Isabelita se la pasó tosiendo. Por la mañana pasando su madre la mano por la frente, pudo comprobar que estaba ardiendo. Luís, esta niña tiene calentura, le comentaba tía Isabel a su marido, habrá que ir al médico a que venga a verla. Cuando llegó Don Pedro ya tenía tía Isabel sobre una silla una vacía con una toalla blanca por si necesitaba lavarse las manos. Cuando examinó a Isabelita la diagnosticó que tenía un catarro muy fuerte, por lo que la recetó penicilina y que guardara cama unos días. Nada más irse el médico tía Isabel se fue a la botica a comprar las medicinas y después a casa de su amiga Luciana para decirla que fuera a poner las inyecciones, ella era la encargada de ponérselas a todos los que lo necesitaban en el pueblo. Tía Luciana aparte de amiga, era también la madrina de Luisito por lo cual dejó lo que estaba haciendo y se fueron juntas para poder empezar el tratamiento lo antes posible. Tía Isabel también había comprado vick Vaporub ya que el boticario la dijo que era muy bueno para el pecho y como ella quería que la Isabelita se pusiera pronto buena enseguida se lo dio sobre el pecho. .... ¡vaya una cosa buena! Decía tía Isabel, esto jace respirar a la nariz más atascá . y así pasó la sabelita unos días malucha pero poco a poco fue mejorando.

CAPÍTULO-III
As

Al fin llegó el año 1956 año añorado por Isabelita, ya tenía ocho años y sería cuando se cumpliría su sueño de hacer la primera comunión.

Por eso estaban todos los niños que tenían ocho años en la iglesia, reunidos con Don Lucas y las catequistas para iniciar la preparación y enseñanza del catecismo.

Don Lucas era el cura de Abertura, había tomado posesión hacia menos de un año, y en el tiempo que llevaba ejerciendo de sacerdote se había hecho muy amigo de los niños.
Aún se acordaban todos de el día que llegó al pueblo, la fiesta que hubo, y la misa tan bonita que se celebró, hubo por lo menos cinco curas celebrando la misa y un coro de cantoras entonando bonitos cánticos durante toda la ceremonia, la iglesia ese día se llenó "de bote en bote” para dar la bienvenida a Don Lucas.
La que no pudo asistir fue la Mercedes ya que fue elegida junto con la hija de la panadera y la Mari Pepi para que se vistieran de angelitos, que le estarían esperando en la casa parroquial.
La Mercedes la contó a Isabelita que cuando llegó Don Lucas a la que sería su casa, acompañado de las autoridades del pueblo y de los curas de los pueblos cercanos, viendo los tres angelitos en medio del zaguán de la casa dijo: ¿pero esto que es...? ¡¡Si estoy en la gloria¡¡.

Ahora había catorce niñas sentadas en los bancos de la parte derecha, y doce niños al lado izquierdo, oyendo las explicaciones que les estaba dando, todo sobre el tema de la preparación para la primera comunión.
Don Lucas les comentaba que se tenían que sentir muy felices ya que ese día iban a recibir a Jesús, que era el mejor amigo de los niños, y por eso tenían un compromiso con El, y tenían que ser buenos y asistir a la catequesis donde aprenderían las oraciones que traía el catecismo. Pero no os preocupéis... les decía, que ahora estamos en febrero y todavía quedan cuatro meses para aprenderlo todo.

Y dirigiéndose a los niños les dijo: Pero ahora quiero que vosotros me contéis como os sentís y que pensáis.

Los niños estaban inquietos y nerviosos mirándose unos a otros y sin saber que decir. ¡¡Venga a ver quién se lanza a contarnos algo¡¡ les decía. Pero viendo que ninguno decía nada , se dirigió a Manolito que estaba sentado con Juanito en el mismo banco, uno a cada punta, al levantarse al ser nombrado , como Manolito era el gordito, dejó de hacer contrapeso e hizo que Juanito que estaba al borde fuera a parar al suelo, las risas fueron unánimes allí se reía hasta el cura no se enfurruscó nadie ni siquiera Juanito que había visto el suelo de cerca, solo hacia que decir.... ¡¡ si es que estaba el banco en tenguerengue¡¡
Isabelita se mondaba de risa y le dijo: ¡¡capaz de haberte escalabrao¡¡Otra vez te sientas en el medio y no en la punta.
Viendo don Lucas que allí no había manera de poner orden, dió la reunión por terminada insistiendo que el domingo después de la misa no quería que faltara ninguno a la catequesis.

El tiempo iba pasando, a Isabelita le parecía que muy despacio, pero sin embargo tía Isabel todo se la volvía decir que se le estaba echando el tiempo encima y no la iba a dar tiempo de hacer todo lo que tenia que hacer.
En tío Luis tenía un mal colaborador ya que él desde que terminó la guerra, habiendo estado en el bando rojo, no quería saber nada de iglesias y curas, aunque luego él dejara que cada uno hiciera lo que quisiera.
Tía Isabel se caldeaba por ello, en una ocasión le dijo mira Luis lo que estaban comentando la Juana y la Ramona en la calle, se preguntaban entre ellas si el día de la primera comunión de Isabelita irás a la iglesia..... Pues la dices de mi parte a ese par de noveleras que se metan en sus asuntos y no mezuquén tanto en la vida de los demás....¡más les valía estar más pendiente del puchero que más de dos días tienen que comer garbanzos quemaos.

Como ya estaban en abril tía Isabel pidió a su marido que la dejara la burra para ir a Zorita que había quedado con la Josefa la madre de Martín, para ir a comprar lo que les hacia falta. Esa noche a Luisito se lo llevó su abuela para poderlo llevar a la escuela ,pues ya iba a parvulitos, Tía Julia la dijo a su hija que se fuera tranquila que ya haría con el niño lo que hiciera falta, y mirando de reojo a su yerno con un poco de recochineo la dijo: Que tengáis buen viaje,¡¡Y que el sagrado corazón de Jesús os bendiga¡¡
CAPÍTULO-IV

Aquella mañana los cuatro, a las seis y media de la madrugada, emprendieron el camino con la intención de estar allí para cuando abrieran los comercios.
Al querer pasar el arroyo de Caballeros se encontraron con el primer contratiempo ya que la burra de tía Josefa se paró y no había manera de que quisiera tomar camino, ni porque le gritaban...¡¡arre burra¡¡ ni porque Martín le daba con la vara en la parte de atrás, el poco agua que había en el arroyo hacia que el animal no quisiera avanzar. No les quedó más remedio que bajarse y agarrándola del cabresto pudieron conseguirlo.
Poco a poco fueron avanzando y ya casi llegando a Zorita al pasar por una finca donde se veía un chozo salieron unos perros ladrando, tanto que la burra donde iba montada Isabelita se espantó, menos mal que hacia rato que su madre iba andando y consiguió tranquilizar a la burra.

Cuando llegaron a Zorita se fueron a comer unos churros ya que estaban transías del hambre que llevaban, las burras los metieron en unas cuadras pues no era cosa de dejarlas por ahí ya que en estos tiempos podían desaparecer por menos de na.
Al llegar al escaparate de la zapatería Isabelita toda contenta gritó....¡¡mama, mama¡¡ esos zapatos son los que me gustan
¿cuales....? ¿Esos de charol con la hebilla? si esos. Ya veremos lo que cuestan dijo tía Isabel.
Ya dentro la sacaron más modelos ,pero no hubo ninguno que la gustara más , así que se compró los de charol y la hebilla. Claro que su madre decidió que tenía que comprarse un número más del suyo para que la pudieran servir para el siguiente año, para cuando tuviera que tirar las flores el día de Corpus.
En cambio Martín no se le ocurrió decir los zapatos que quería ya que a él le daba igual, fue su madre la que eligió unos marrones con cordones.
De allí se fueron al comercio de las ropas para comprar la tela del vestido, La tela a Isabelita la daba igual como fuera, además ya la había dicho a tía Isabel la modista que comprara una de crespón que quedaba muy bonitos los vestidos, por eso ni Martín ni ella entraron en la tienda, se entretuvieron en ver un escaparate de una droguería que había en frente.
¿Qué nos falta ya por comprar? se preguntaban las dos madres, a mí la camisa y los calcetines porque el traje, aprovecha el de su hermano. ¡¡Y tú ¡¡ ¿Tienes que comprar el can can....? ¡ No ¡ no lo compro ,porque me lo presta mi comadre que lo tiene nuevo de cuando la Ani, lo mismo que la corona los guantes y el librito.
Una vez que terminaron las compras fueron a buscar los burros y tomaron el camino de regreso a Abertura.

CAPÍTULO-V

El taco del almanaque que pegó tío Luis a primero de enero ya había bajado mucho, casi estaba en la mitad , y es que aquella mañana Isabelita había desprendido la última hoja del mes de mayo, dando paso al mes de junio.

¡¡cinco días faltan mama…¡¡ Si hija…si, ¡¡cinco días muy cortos…¡¡ para todo lo que aun me queda por Jacer, menos mal que lo principal ya está Jecho.

Y si que estaba lo principal hecho, ya que de una alcayata del techo estaba el vestidito de crespón blanco colgado, cubierto por una sábana, ya que tía Isabel la había puesto para que las moscas no se cagaran en él, y al lado también colgado el can can, ya planchado con almidón, que la había llevado toda la tarde, dale que dale, con la plancha de carbón, hasta que había conseguido dejarlo bien tieso.

Mañana me levantaré bien temprano le decía tía Isabel a su hija para tapar los desollones que hay en la pared , y faldegar el jumero, que no se ve muy blanco, así cuando sea la hora de que os levantéis para ir a la escuela ya lo tengo yo to listo.

Y mañana ya he hablao con la tahonera para hacer unas perrunillas, y ya con esto creo que no hay ná más que jacer.

¡¡Ah…si¡¡ se me olviaba, cuando salgas de la escuela esta tarde, vas ancá tía Luciana para que te dé los alambres para hacerte los tirabuzones en el pelo, que ya he hablao yo con ella y me ha dicho que aún los guarda de cuando la comunión de la Ani.

Isabelita lo hizo así, y al salir de la escuela a las cinco de la tarde junto con la Angelíta y la Rosi cogieron la calle Real abajo y se presentaron en casa de tía Luciana, la cual no estaba allí pero les dijo tía Chon que esperaran, ya que estaba a poner una inyección y no tardaría en volver.

Las tres niñas sin pensárselo mucho se fueron hacia donde estaban las pasaderas y allí disfrutaban saltando de una en otra. ¡¡Isabelita…¡¡ la gritó desde el medio de la calle tía Luciana…. ¿Qué quieres jacerte algún rasguño con las piedra? ¡¡mira que sois ¡¡ a dos días de la comunión y capaz de tener que ir con alguna jabarría ese día....

De allí se fueron a su casa, para que su madre la diera la merendilla, y de paso enseñar a sus amigas el vestido y las cosas de la comunión. Cuando la Rosi vio el vestido no pudo contener el llanto, todo debido a que ella había tenido que dejar de hacer la primera comunión para el año siguiente por culpa del luto. Tía Isabel la abrazó consolándola diciéndola que no se preocupara que un año pasaba enseguida. Y como tenía el cuezo de la manteca preparado para hacer las perrunillas al día siguiente, cogió una rebanada de pan y se las untó con la manteca les echó azúcar por encima y salieron corriendo a jugar.

Ya si que señalaba el almanaque, día 5 de junio, y mostraba una imagen del corazón de Jesús, festividad de ese día. ¡¡ ya había llegado el día ¡¡ Isabelita ya estaba dando vueltas por la casa desde muy temprano.

Esta mañana no hizo falta que nadie la llamara, la inquietud no la había dejado estar más en la cama. ¡¡no sé que jaces por aquí tan temprano¡¡ le dijo su madre, no ves que ni siquiera pues desayunar, ya que para comulgar hay que estar en ayunas.....Este día en esta casa los únicos que comían era tío Luis y Luisito uno porque no pensaba asistir a la ceremonia y el otro por ser pequeño.

Al poco rato llegaron su tía Juana con su tío Miguel y su primo Miguel Ángel para echar una mano a tía Isabel en lo que hiciera falta, ellos ya venían muy guapos como requería la ocasión, tío Luis le ofreció una copa de aguardiente a tío Miguel diciéndole:

¡¡vamos cuñao te pongo una copita…¿o tú también tienes que comulgar?¡¡ Pero entonces tía Juana dirigiéndose a él, le dijo: ¡¡mira que eres, cuñao ¡¡ que tú no tengas buen recuerdo de los curas por lo de la guerra no quiere decir que los demás pensamos como tú, pues si que comulgará que para eso se confesó ayer, así que tómate tú ese aguardiente.

Tía Juana llamó a Isabelita para peinarla, ven que te quite los alambres para ver como te han queao los tirabuzones, ¡¡Mira Isabel como la ha queao el pelo¡¡ aquí no hay tirabuzones ni ná…..¡¡ Ya lo decía yo ¡¡la contestó, si es que esta muchacha tiene el pelo muy lacio y yo sabía que no iba a resultar, No hay que preocuparse, la jacemos las trenzas con los lazos y también estará bien guapa.

Isabelita ya estaba arreglada, con su vestido de crespón su velo su diadema y sus zapatos de charol…. solo la faltaban las alas para parecer un angelito.

Fue entonces cuando llegaron sus abuelos, ya preparados, para acompañarla a la iglesia. Tía Julia cuando la vio, no pudo contenerse y la saltaron las lágrimas de la emoción que sentía, por eso tía Juana para evitar más llantos dijo: ¡¡Venga Isabelita….¡¡ ponte los guantes, y coge el librito y el rosario, y…¡¡vámonos¡¡

Ya en la calle oyeron murmullo de gente, que era Martín con toda la comitiva de familiares que también se dirigían a la iglesia, Martín, vestido con un traje gris el lazo en la manga y el cordón con el crucifijo, parecía un hombrecito, al verse los dos niños se saludaron se unieron los dos grupos y emprendieron el camino.

Tío Luis se hizo el valiente delante de la gente, pero fue irse todos y asomado al postigo de la puerta no perdía detalle, cuando dejó de verlos salió fuera y en la esquina de la calle del molino, escondido, los estuvo viendo hasta que traspusieron por la carretera dirección a la escuela, ya que de allí saldrían todos en procesión hasta la iglesia.

Cuando se dió la vuelta para irse a su casa sacó el pañuelo del bolsillo y se secó las lagrimas.
CAPÍTULO-VI

Cuando llegaban a la plaza empezaron a sonar las campanas. Hoy parecía que hasta las campanas estaban más contentas que otros días, daba gusto oír sus tanc.. tanc.. Su sonido anunciaba día feliz. Ya en la plaza era algo bonito de contemplar, se veía como iban llegando los niños, la calle real abajo venía la Pepi con una gran comitiva, ya que eran muchos de familia y se veía la calle de lado a lado, por la carretera también se veía venir a la Angelita junto con Juanito que venía vestido de marinero.

En la puerta de la escuela de las niñas, que era donde tenían que entrar, estaba Dña Ana y Don Fernando procurando que solo pasaran los niños y los padres, ya que todos los asistentes era imposible de entrar.

Una vez allí, a cada niña la dieron una azucena y al niño una vela con un lazo blanco, ya todos colocados en fila, esperaban a que llegara Don Lucas para ir en procesión hasta la iglesia.

Cuando se oyó el sonido del "esquilin" que anunciaba que todo estaba a punto de empezar, tía Julia sacó su escapulario del Sagrado Corazón de Jesús que guardaba en el bolsillo y se lo puso, igual que ella, también lo hizo Dña Ana y alguna más devota que había por allí. Al rato ya estaban allí los estandartes y el cura para emprender el camino hacia la iglesia en procesión.

En este día habían abierto la puerta de atrás de la iglesia para que los niños recorrieran todo el pasillo hacia delante, hasta llegar a los bancos que estaban cerca del altar, estos bancos estaban adornados con sábanas blancas y flores.

La entrada fue muy emocionante, el pasillo quedaba lleno, a un lado una niña con su azucena, al otro lado el niño con su vela, unos tras de otros quedaba una estampa conmovedora. Lo que no se le pasó por alto a Isabelita fue ver a su amiga Rosi junto a su madre que estaba donde colocaban los rollos de pabilo que se encendían para los difuntos. Ella la dirigió una sonrisa pero La Rosi fue incapaz de sonreír ya que tenía los ojos llenos de lágrimas, su madre viéndola como se la corrían las lágrimas sacó un pañuelo de su bolsillo y la estuvo limpiando los ojos. Una de las mujeres que estaba cerca arrodillada en su reclinatorio, que era la hija del médico comentó: ¡¡que lástima de la niña¡¡ que culpa tendrá ella de que a su abuelo le tocara morirse.

Ya cuando todos los niños estaban colocados en los bancos engalanados y los padres al lado se empezó a oír los cánticos en latín que las cantoras entonaban desde el coro atrás en la iglesia, la misa había empezado.

Cuando llegó el momento de la comunión la maestra iba nombrando a cada niño, el cual acompañado de sus padres se arrodillaban en el reclinatorio central y tomaban la comunión después se acercaban todos los familiares o amistades que querían acompañar a este niño.

Cuando la tocó el turno a Isabelita y ver la maestra que solo iba acompañada de tía Isabel dijo: ¿Qué pasa con esta niña, es que es huérfana? En este momento nadie dijo nada, solo hubo miradas, la que si dijo algo fue tía Julia que dirigiéndose a su marido le dijo que fuera el a ocupar el sitio de tío Luís.

Una vez que terminó todo el ritual de la iglesia se fueron otra vez a la escuela de las niñas, pero esta vez sin procesión, cada uno a su aire, Isabelita buscó a la Angelita para ponerse a su lado, ya que a lo que iban era a comer chocolate con churros y querían estar juntas, una vez allí todo eran risas y jaleos, y sobretodo se oían las ordenes de las madres pidiéndoles que tuvieran cuidado de no mancharse ya que el día no se había terminado, aún quedaban cosas que hacer.

Pero no valieron las ordenes de tener cuidado, esta vez le tocó a Martín, ¡¡mira....mira como te has puesto¡¡ le decía tía Josefa viendo la mancha que le había caído…

¡¡menos mal que dentro de lo malo ha sio la camisa !!

¡¡ Porque si en vez de la camisa es la chaqueta ¡

¡ te rajo¡¡

No te preocupes la decía tía Isabel que con este tiempo que tenemos la ropa se enjuta enseguía, cuando llegues a casa la lavas y asunto resuelto. Y es que ya a primero de Junio el sol calentaba de lo lindo, por eso según iban saliendo a la calle todos decían la misma frase ¡¡qué calentura¡¡

El camino hacia casa lo emprendieron juntos toda la familia, en el camino no dejaban de irlos parando para saludarlos y de paso la daban unas pesetas que muy contenta Isabelita iba metiendo en su faldiquera, ella a la vez les daba una estampa recordatorio de su comunión.

Cuando llegaron a casa estaba tío Luís que se le notaba ansioso por abrazar a su niña, y así lo hizo, pero fue entonces cuando tía Juana aprovechó para decirle: ¡ Si….si¡ muchos besos pero buena vergüenza las has hecho pasar con el cuento de no querer ir con tu hija a comulgar….. ¡¡cállate hermana, tengamos la fiesta en paz¡¡la dijo tía Isabel con un plato lleno de perrunillas que puso en medio de la camilla para que todos comieran.

A las siete de la tarde volvieron a sonar las campanas llamando otra vez a los niños a que fueran a la iglesia, ahora se rezaría el rosario y después renovarían las promesas del bautismo, terminando el acto recitando cada niño una poesía a la Virgen. Isabelita tuvo un patinazo a la hora de recitar su poesía ya que a mitad se quedó en blanco y no se acordaba como seguía, suerte que la tocó recitar junto con la Mercedes su compañera de pupitre y ella sí que tenía mucho arte a la hora de recitar, y viendo el silencio de Isabelita se lanzó a recitar su poesía haciendo ver que Isabelita había terminado.

Al salir de la iglesia se fueron todos para la plaza para hacerse una foto, y allí estaba el retratista al lado de la casa del teléfono con un macetero que aguantaba una imagen con el niño Jesús en la cuna, con este fondo fueron pasando de uno en uno a que les hicieran la foto de recuerdo.

De allí como "alanos "y como tenían perras frescas se amontonaron alrededor de tía Juana Hellín para comprar golosinas (confites y caramelos y un cartucho con pipas) Pidiendo sobre todo que los confites fueran de distinto color, otras veces también iba a ver lo que tenía tía Juana pero la mayoría de las veces se tenía que conformar solo con ver.

De allí se fueron al Huerto ya que esa noche Don Lucas había traido una película e iba haber cine, mientras jugaban veían a la gente cómo llevaban las sillas de casa y las iban colocando. La película se llamaba” La Lola se va a los puertos” allí llegó su abuela con tía Tomasa su vecina con su silla cada una, las dos muy animadas buscando buen sitio ya que decía su abuela que quería ver muy bien la película ya que salía Juanita Reina, y a ella la gustaba mucho, también llegó su madre con dos sillas una para ella y otra para tío Luis. Isabelita de esa noche, si se acuerda que entró al cine y que su madre la cogió en brazos, pero estaba muy cansada y se quedó dormida……. Cuando despertó era el día siguiente.
CAPITULO-VII

El día de la primera comunión de Isabelita ya había quedado atrás, también habían cerrado las escuelas con lo cual el verano estaba en pleno apogeo, eso hacía que tío Luís tuviera más trabajo que nunca, tanto que no sabía a que atender, por una parte quería aprovechar los jornales que ofrecían los riquillos con la siega, y eso le hacía irse cada mañana a la plaza para que le pudieran escoger y así echar el día y ganarse unas pesetas que buenas falta les hacía, por otra parte esto le ocasionaba que su cosecha tuviera que esperar, con el peligro de que llegara alguna tormenta o fuego y se echara todo a perder. Por eso no dejaba tío Luís de cavilar si estaría haciendo bien o mal en retrasar la siega de lo suyo. "Mira que si me pasa como al Miguel de los canchos blancos que por la jansia de las perras perdió to lo suyo por la mierda de fuego que se llevó to de calle, y el pobre tuvo que irse a las Castillas a segar y recuperar un poco de lo que perdió", se decía él por lo bajo.

Por eso aquella mañana tío Luís comentaba a tía Isabel que ese día sería el último que lo dedicaría para ir de jornal.

Si Isabel, mañana quiero que te vengas conmigo a espigar que voy a empezar la siega de lo nuestro, que he barruntao al Jenaro como decía que según las cabañuelas viene mal tiempo y no quiero que me pille con to el pegujal en pie. Y estos días que he estao segando pa los "cansinos" me daba igual que no hubiera espigaoras detrás, pero cuando siego lo nuestro me da en el alma cada espiga que se suelta del jace, y mira el año pasao con lo que conseguiste recoger tuvimos para echar de comer a las gallinas to el año….¡¡claro que iré contigo Luís¡¡ pero lo que no pueo es madrugar tanto, que tendré que esperar a dar de comer a los niños y se vaya Isabelita anca tía Teodora, que parece que para las niñas es mejor ya que enseña mu bien a bordar y coser y Luisito a la escuela de las Pañeras que ya he pensao yo de que cada uno vaya a un sitio y así cumplo con las dos. Aunque trabajo me ha costao convencer a Luisito a que vaya, ya que solo jacía que decirme que él no quería ir a la escuela de los cagones que había unas tinajas mu grande y metían allí a los malos, pero como también va Pedrito su amigo parece que se ha queao más conforme.

A la mañana siguiente tía Isabel dejó a cada uno en su sitio y después se dirigió a casa de su madre para hacerla saber que a la una del medio día tenía que recoger a Isabelita y Luisito, ya que ella se pasaría todo el día fuera.

Cuando llegó a su casa empezó a vestirse con el jato que tenía preparado para irse a espigar, lo primero que se puso fueron unas medias gordas para así poder evitar los arañazos que con las pajas podía hacerse, después se puso una falda y una chambra, se colocó un pañuelo a la cabeza y se fue a la tiná a coger una pamela que tenía colgada en una estaca que había en la pared.

Al llegar allí pudo ver como tío Luís se había olvidado el deil, y al verlo no pudo evitar el comentario: ¡¡Vaya un hombre despistao, mira que ir a segar y dejárselo en casa!! Algún día se olviará también del jocino...... cogió un costal y unas tijeras y cerrando la puerta emprendió camino hacía la dehesa. Ella sabía que su "suerte" estaba en el camino del pozo nuevo, pero al llegar allí no se aclaraba ya que la altura que tenía el trigo hacía que todo lo viera igual. Fue entonces cuando vio a uno en la cuneta de la carretera trabajando y al conocerle le gritó¡¡ Ehhh caminero!! ¿Tú sabes cual es la "suerte" del Luís? Tío caminero muy atento y a la vez guasón al verla como iba vestida la dijo: ¡¡Buenos días Isabel parece que tengas frío!! Que bromista eres caminero…. Un frío que te cagas, le contestó siguiendo la broma. Vas por buen camino la dijo, agila p´alante y a la que hace tres desde aquí, esa es la vuestra.

Al llegar lo primero que hizo fue echar un rapapolvo a tío Luís. ¡¡Qué...!! ¿No has echao na en falta? Porque lo mismo te falta ya algún deo..... Levantándose y limpiándose el sudor de la frente con el brazo la dijo tío Luís: ¡Claro que he echao en falta el deil¡ la contestó, pero no era cosa de volver pa casa, ¡¡aunque no creas¡¡ que con buen mieu lo estoy jaciendo,¡¡ menos mal que tu estás en toas las cosas¡¡ Pero …anda deja ya de cháchara y ponte manos a la obra que esta mañana no hay na de marea y se caen muchas espigas. Fue entonces cuando tía Isabel se colocó el costal en forma de morral se ató las tijeras a la cintura y empezó a meter espigas. Esa mañana se sentía contenta y empezó a cantar….



..............

Esta mañana muy tempranito
salí del pueblo con el hatito
Y como entonces la aurora venía
yo la recibía cantando como un pajarito:
Esta mañana muy tempranito.

Por los carriles y los rastrojos
soy la hormiguita de los despojos
y como tiene muy buenos ojos
espigo a veces de los manojos.

¡Ay, ay, ay! qué trabajo nos manda el Señor
levantarse y volverse a agachar
todo el día a los aires y al sol.
¡Ay, ay, ay! qué memoria de mis segador
no arrebañes los copos de mies
que detrás de las hoces voy yo.

La espigadora con su esportilla
hace la sombra de la cuadrilla
sufre espigando tras los segadores los mismos sudores
del hombre que siega y que trilla
la espigadora con su esportilla

En cuanto suenan las caracolas
Por esos trigos van ellas solas
Y se engalanan con amapolas
Con abalorios y agueripolas.

Así pasó tía Isabel la mañana entre cantos y suspiros quejándose del calor que hacía. Allá sobre las dos del medio día pararon a comer. Allí mismo en “su suerte de la dehesa” había un chaparro, debajo de su sombra tía Isabel sacó la fiambrera que había llevado con un trozo de morcilla calabacera, queso y tortilla de patatas. Luís trae el barril del agua que eche un bochinche que tengo la boca mu seca, le decía tía Isabel. Después cogió tío Luís el barril y bebiendo a gargo se tiró un buen rato hasta calmar la sed que tenía. Tendieron la manta del enjalmo de la burra al suelo y encima de ella empezaron a comer.

Ahora jartos, no es cosa de agachar el morro decía tío Luís, mejor será que echemos una cabezá y que pase un poco el calor.

Bajo la sombra del chaparro con los sombreros sobre la cara echaron la siesta.

CAPÍTULO VIII


Aquella mañana según venía tía Julia la calle “alante” iba dejando a su paso olor a pan caliente, y es que dentro de su bolsa de tela con su volantito y cogida por las argolla traía dos panes recién sacados del horno.

Ella había tenido que madrugar para poder cuidar de la Isabelita y Luisito ya que tía Isabel seguía ayudando a tío Luís. Tía Isabel el espigar ya lo había dado por finalizado, pero ahora tenía que ayudar en la “saca” y no le quedaba más remedio que ir a tirar los haces al carro, y aquella mañana se habían ido con la fresca para que cuando empezara hacer calor tener hecho ya un viaje a los Llanos. Por eso a la vuelta de dejar a los nietos, tía Julia había aprovechado para comprar el pan.

Antes de llegar a su casa vio como tía Tomasa había barrido la calle y tenía un caldero de agua preparado para regar su trozo de calle, al ver tía Tomasa a tía Julia la dijo: ¡¡venga mujer¡¡ ¿dónde coño andas, que te he estao llamando….? Hasta he mirao por el postigo ¡¡y si quieres arroz catalina……¡¡ No habio quien diga na…. ¿Dónde quieres que ande hija…..? la contestó tía Julia, ¡¡si esto es un descaliento¡¡ no ves que desde que empezó el Luís la “saca” la Isabel tiene que ir a darle los jaces y me tengo que ir al Altozanillo a preparar a Luisito y a atusar a la Isabelita y darlos de comer pa que se vayan pa la escuela. Y antes de to esto he tenío que jacer unas sopas de tomate y llevárselas a los machaeros pa que cuando pasaran por allí se las comieran antes de llegar a los Llanos.

Con decirte que no me dejan parar, cuando no por una cosa por otra.

Ahora que la peor parte se la lleva mi pobre Isabel que desde que empezó con lo del espigaero, y ahora esto… Así está ella ¡¡que está concluía¡¡ pero hija….yo más que jago no pueo jacer.

Pues yo te llamaba pa ver si quitabas las cagalutas de la vacas antes de que yo tire el agua a la calle que si no se va a poner to perdio, pero bueno, no te preocupes ya las barreré yo que ya veo que tienes bastante con lo de dentro de casa, como pa pensar en lo de la calle. Aunque.....¡¡ no creas que no tiene delito¡¡ Aquí nosotras sin tener vacas ni chotos nos jartamos de quitar mierda de unos y de otros.

Mientras tía Tomasa iba barriendo la calle vio como llegaba la Isabelita con la Rosi saltando y riendo por medio de la calle, y al verlas no pudo contenerse y gritando las dijo: ¡¡pero…muchachas, a ver si miráis por donde pisáis¡¡ ¿¿Es que no veis la mierda?? No…. ¡¡pues yo creo que se ve bien¡¡ Y dirigiéndose a Isabelita la preguntó: ¿ Y tú que es lo que quieres ahora? porque tu abuela acaba de salir a por un caldero de agua a la calle Real, Pero la Isabelita se hizo la sorda y como si no hubiera oído nada entró en casa de su abuela, y llamando a su amiga la hizo entrar. ¿No querías beber? Dijo dirigiéndose a la Rosi, pues ahí debajo de la escalera del doblao está la tinaja del agua, bebe tú primero y luego sacas otro vaso pa mí. Mientras estaban las dos niñas calmando la sed entró tía Julia. ¿¿Y ahora que se os ha perdio aquí?? Les preguntaba.

Agüela vengo a que me des dos reales para comprar alfileres, que me ha puesto tía Teodora una puntilla mu ancha y tengo mu pocos y necesito más….. ¡¡dos reales dices….¡¡ ¡¡¿Aonde los tendré yo?¡¡ Esos que te los dé tu madre que yo no tengo perras ninguna…. Pero Isabelita que era muy zalamera, agarrada al mandil de su abuela la decía: ¡Venga agüela que si no tía Teodora se va a enfadar! que la hemos dicho que veníamos a comprar alfileres, Y si no…. me das un real y una perra gorda que yo tengo otra gorda y una perra chica…. No, si al final me lo sacas to, la decía tía Julia, pero no los compres de la cabeza amarilla que son mu caros, y a fin de cuentas jacen el mismo servicio y de los otros te entran más.

Cuando salieron las niñas contando las perras, detrás salió tía Julia y al ver que todavía estaba barriendo tía Tomasa la dijo: ¡déjalo ya mujer, que por hoy está bueno! total mañana nos vamos a encontrar otra vez el mismo aguinaldo…. Pues tienes razón, pero ya acabo y voy a ver si arrimo los garbanzo que bien pué ser que llegue la hora y no estén cocios.

Cuando la Isabelita y la Rosi llegaron al comercio de Raimundo solo estaba tía Josefa la madre de Martín que todo se la volvía decir que no se entretuviera y la despachara pronto ya que llevaba toda la mañana fuera de casa y aun tenía que hacer de comer. Pero para tener prisa mal lo hizo tía Josefa, ya que le dio para que se cobrara un billete de veinticinco pesetas y Raimundo si tenía que dar cambio a más de una peseta se iba para dentro y en compañía de su madre comprobaba y recomprobaba el cambio ante de dar la vuelta, así que allí estaba tía Josefa que no sabía si cruzarse de brazos o meter las manos en los bolsillos de los nervios que tenía por la tardanza….. Cuando al fin la dio las dieciocho pesetas y un real de vuelta, no se pudo contener de hacer el comentario y le dijo: ¡¡que barbaridad!! Yo que tú iba otra vez a repasar, no vaya a ser que te hayas confundio y me des alguna perra de más.



Cuando Raimundo sacó la caja de alfileres para despachar a Isabelita se equivocó y la enseñó la de alfileres de cabeza gorda y al verlos la Isabelita no pudo evitar decir: ¡¡que bonitos y cuantos colores…..¡¡ yo quiero estos, ¿Cuánto dinero traes? La preguntó Raimundo, dos reales le contestó, pues entonces deja que cerremos esta caja y te dé los otros que con dos reales tienes pa mu pocos.

Una vez que compró los alfileres agarrada de la mano de la Rosi se dirigieron corriendo y saltando hacía la escuela de tía Teodora.

Al pasar por la puerta del médico vieron como salía de la consulta su amiga Angelita y al ver como su madre la sujetaba por el hombro se pararon para preguntar que la pasaba, La Angelita no dijo palabra, pero tía Catalina las dijo: ¿Esta….? que anoche se atracó de sandias y se ha pasao toa la noche devolviendo, pero na, la ha dicho el médico que se tome un refresco de limón y bicarbonato y ya se la pasará, ¿Ya hay sandias tía Catalina….? No hija, aun es pronto, Pero a tío Francisco le faltaba tiempo pa jacer un corte al sandial y toas están pintonas, así la ha pasao esto como de estar tovía chonchas.

Entonces hasta la tarde, iremos a por ti cuando salgamos de la escuela para irnos a jugar. A ver si ya estás buena.

CAPÍTULO-IX

Isabelita se pasaba las mañanas y parte de la tarde bajo las enseñanzas de tía Teodora, la cual con mucha paciencia la iba enseñando, poco a poco a crear una bonita puntilla. El día anterior, había cargado bajo el brazo con el “mundillo y sus bolillos “para que su madre viera el buen trabajo que estaba haciendo.

Y así fue como tía Isabel al ver lo bonita que era la puntilla, exclamó ¡Pues sí que te está queando bien¡ nunca pensé que mi niña sabía jacer estas cosas tan bonitas, y cogiendo a la Isabelita la abrazó y la dió un beso. ¿sabes que vamos jacer…? Cuando venga el de las telas de la Madroñera le compraré pa jacer unas sábanas, pondremos esta puntilla y quedará mu bien, y la guardo pa tu ajuar. La Isabelita frunciendo el ceño, como no sabiendo lo que quería decir su madre, la preguntó: ¿qué es eso del ajuar? Pues.....¡¡ que va ser, que va a ser.... ¡¡ las cosas que se les dá a los novios cuando se casan, la dijo tía Isabel. ¡¡ Anda ya mama….¡¡ si yo no tengo novio, la contestó. Al oír la respuesta, tía Isabel no pudo por menos que reírse.

En cambio Luisito no disfrutaba tanto en su “escuela de los cagones” era raro el día que no tenía que enfadarse tía Julia para que entrara y se sentara en su sillina de junco, si estaba allí su amigo Pedrito aún entraba más diligente, pero si no, todo era querer convencer a su abuela para que le dejara esperar a su amigo en la calle.

Una vez dentro, sacaba su pizarra y su pizarrín y se pasaba el tiempo escribiendo números hasta que llenaba toda la pizarra, eso si, bajo la vigilancia de la maestra y el temor de que usara la vareta, de la cuál no se separaba nunca. Luisito tampoco perdía de vista las tinajas que parecían estar esperando a que algún niño se lo mereciera y lo llevaran a la presencia del “maragato” al cual no había día que no mencionarán advirtiendo que estaba dentro de la tinaja esperando a que un niño se portara mal para comérselo.



Aquella tarde iban la Isabelita y la Rosi, comiéndose le merendilla, conversando donde irían las tres a jugar….. Cuando estando esperando a que saliera la Angelita de casa asomó por la calle un carro, el cual no había duda que iba en dirección a los Llanos, y sin dudarlo dos veces: ¡¡tío Chico¡¡ ¿ nos quiere Vd. llevar a la “era”? No hizo falta que contestara ya que en un ¡¡soooooooBuuuurrroooooo¡¡ El carro se paró en seco para que pudiera subir. Lo que no sabían ellas es que detrás sentados encima de unos sacos, se encontraban Martín y Joselín intentando arreglar un tirantillo, los cuales a darse cuenta de la presencia de las niñas dejaron lo que estaban haciendo.

Tío Chico al ver lo callados que se habían quedado Martín y Joselin al ver a las tres niñas, y observando los intentos que hacían por querer subir al carro. no tardó en decir: ¡¡ Pero bueno…..¡¡ ¿ A qué esperáis a dar la mano a esas niñas tan guapas pa que puean subir...? Los dos se miraron el uno al otro, Martín se metió el tirantillo en el bolsillo y se fueron a dar la mano a las niñas para que subieran mejor.

Al llegar a los Peñascales Martín y Joselín se bajaron del carro, ya que vieron como bajaba hacía la calle la huerta su amigo Pepín, el cual no se había dado cuenta de la presencia de los dos, por eso para evitar de que este se alejara más le llamaron gritando: ¡¡ehhh Pepin, espéranos¡¡ Este mirando para atrás y viendo de quien se trataba se paró a esperarles, y cuando consiguieron alcanzarle le preguntaron ¿aonde vas con tanta prisa…? ¡¡¿Aonde queréis que vaya...?¡¡ esque ya no os acordáis que me toca a mí tocar las campanas p´al rosario…. me lo dijo don Lucas esta mañana en la misa. Pero, ahora es mu pronto le dijo Martín, vámonos un rato a los Llanos a ver quien está trillando y que nos monte en el trillo, y aluego vamos contigo a tocar las campanas.

La Isabelita con sus dos amigas siguieron subidas en el carro ya que tío Chico tenía la era cerca de la casa de tía Flora, y ellas querían pasar un rato en aquella casa, ya que había un telar y las gustaba ver como tía Flora tejía las mantas de trapo. Allí las tres se quedaron embobas viendo como por medio de aquel artilugio se iba confeccionando la manta, con muchas rayas y múltiple colores, pero tía Flora salió en busca de una gallina que se la había salido del corral y estaba picoteando en los montones de trigo que tenía tío “junquillo” ella, corrió a toda prisa a por el animal ya que si este se daba cuenta que se comía su grano se ponía como un energúmeno. Entonces como el telar se había parado, las niñas emprendieron camino dando saltos, evitando todo lo que podían el contacto con los langostos, la Isabelita era lo peor que podía resistir de todo lo que suponía ir a la era, y si a ello sumaba pisar la asquerosa y barriguda chicharra ya era el acabose. Querían llegar a la era del tío de Isabelita, ya que a la hora de comer había oído a tío Luís decir como su hermano iba aquella tarde a tender una parva para empezar a trillar.

Cuando la Isabelita llegó a donde estaba la era de su tío, pudo ver como estaban sus primas dando vueltas a la parva subidas en el trillo, Isabelita de una carrendilla se subió en el trillo, y fue entonces cuando pudo oír a su tío decir: ¡¡Manolita, levanta ahora mismo esa cabeza ¡¡ ¿ No ves como se púen liar las trenzas a las rueas y te queas sin pelo….? Y es que su prima tendida en el trillo con la cabeza colgando veía como las estrellas iban dando vueltas cortando la paja ¡¡vaya una muchacha…..y que no ven el peligro¡¡ y les dijo: Por hoy ya ha sio bastante, echaros abajo y así púen subir un rato la Angelita y la Rosi.

Y así lo hicieron, las tres entre risas y alboroto iban dando una y otra vuelta. Quien lo pasaba peor era su tío que no había una vuelta que no tuviera que levantar el trillo ya que se embozaba y los burros no podían continuar.

Su tío estaba ya de niñas y los problemas que le daban, hasta la coronilla, Por eso al ir a beber y comprobar que el barril tenía poca agua aprovechó para mandar a Isabelita a por agua a la fuente de los Mártires, diciendo: ¡¡Venga Isabelita¡¡ Ajila a llenarme el barril de agua a la juente, que jace un rato que ha pasao el Paquito el güevero a por una carga de agua, ves antes de que acabe de llenar sus cantaros y que te llene el barril.

Fue entonces cuando mirando hacía donde estaba la fuente la Isabelita vio como estaba parado el güevero hablando con el Damián y el Chivi, y pudo ver como estos llevaban una larga ristra de langosto.

Isabelita temiendo que la hicieran miedo con los langostos y oyendo que sonaban las campanas aprovechó para decir a su tío: Pues ya… no vamos a poder ir a llenar el barril de agua, que tocan p´al rosario y si nos entretenemos no vamos a llegar con tiempo. Su tío no le dio más importancia, porque lo que quería es que le dejaran tranquilo hacer su trabajo. ¡¡venga si¡¡ Agilar a rezar el rosario, no vaya a ser que se enfade don Lucas cuando jaga el recuento y no estéis allí.

Justo cuando iban cruzando la puerta de la iglesia sonó el esquilín, el rosario iba a empezar. Sentadas en el banco y descansando de la caminata que se habían dado fueron viendo como algo les picaba por el cuerpo, ¡¡mierda¡¡ estaban llenas de unos bichitos muy pequeños. Mientras habían estado entretenidas no se dieron cuenta, pero allí en el silencio y la tranquilidad de la iglesia, pudieron comprobar que aquello se salía de lo normal, las tres se miraron como diciendo: ¿esto que es? Ahora mato uno , ahora otro, y otro y otro más… así se pasaron todo el rosario entre ave María y santa María dado muerte a los bichitos. Cuando salieron ,vieron a tía Catalina que también había ido a rezar el rosario, arrodillada en los bancos de atrás, las tres se fueron corriendo hacía ella para decirla lo que pasaba, mira mama lo que tengo, la decía la Angelita.... ¡¡madre mía¡¡ ¿Aonde coño habéis estao pa llenaros así de piojo? acto seguido, tía Catalina se santiguó y se besó el dedo pulgar, al darse cuenta que había dicho una palabrota en la iglesia. Cuando la contaron toda la aventura de la tarde, a tía Catalina la salió un suspiro ¡¡ay Dios¡¡ menos mal que son piojos de las gallinas. Y les dijo: me figuraba que algo asina tenía que ser. ¡¡anda que si os llego yo a ver subir al carro os iba haber dejao subir, sabiendo yo que lo había tenio tío chico de gallinero to el año¡¡

CAPÍTULO-X


Aquella tarde Isabelita, después de estar en la escuela de tía Teodora, salió corriendo hacia su casa a pedir la merendilla, para luego irse a jugar…

De un golpe empujó el postigo y desechó la aldabilla abriendo la puerta diciendo: ¡¡mama, mama!! pero nadie contestó, miró por la cocina y vio que no había nadie. ¿Dónde estará? se preguntaba, y se dirigió hacia el corral, aquí está pensó, ya que el cerrojo no estaba echado; ¿¡estas ahí mama!? Gritaba esperando contestación.

Tía Isabel viendo como Isabelita quería entrar la gritó: ¡¡ hija… estate quieta y no entres!! Que si lo jaces te vas a poner perdías las zapatillas. ¡¡Ya ves!! Estos asquerosos guarros no han tenio otra cosa que jacer, que salirse de la zahúrda, tienen to el corral jarto mierda, espera a que sea escapá de encerrarlos otra vez , la decía tía Isabel toda cabreada. - Isabelita impaciente le dijo a su madre:

¡¡Sí, pero es que quiero que me de la merendilla, pa irme a jugar…!! Pues yo ahora no pueo, la contestó, que si voy a casa así, lo pongo to preao.- Queriendo solucionar el problema tía Isabel la dijo: La bolsa del pan está colgá de la alcayata de detrás de la puerta, coge tú misma un peazo de pan. Pero….. ¡¡ No lo jagas con la navaja, no vaya a ser que te cortes!! Sí, pero yo quiero pan y algo, la decía Isabelita, Pues haber que va a ser ese “algo”, la contestó tía Isabel, tendrás que esperar a que acabe y te de un cacho de morcilla. ¡¡Vaya!! siempre morcilla…pues a la Angelita la da su madre chocolate… ¡¡¿chocolate?!!

Será porque la sobra el dinero, porque eso no es nada más que lampuzerias…

Cuando llegaron a casa a por la merendilla, la Isabelita vio como encima del chupón de la cocina había unos tomates que los tenía tía Isabel en hileras, entonces aprovechó para pedir un tomate a cambio de la morcilla, ¡¡Anda toma el tomate!! ¡¡Vaya una pejiguera !! la dijo tía Isabel, lo tenía preparao pa el gazpacho, pero….¡¡ por no oírte….!! todo será que salga poco colorao.

Por el camino iba la Isabelita mojando el pan con el tomate cuando salió a su encuentro la Rosi ¿Qué te ha pasao que has tardao tanto? La dijo, a mi ná, pero he tenio que esperar a que mi madre me diera la merendilla, que no podía. Vamos pa la plaza a ver si está la Angelita, si no, tendremos que ir a buscarla.

Cuando llegaron a la plaza vieron a la Angelita como estaba sentada en la puerta del ayuntamiento con toda la falda del vestido llena de tiras de goma, ya que la pelota que tenía para jugar estaba hecha de tiras de las cámaras de las ruedas de bicicleta, y al querer botar se había deshecho. Al acercarse a ella no pudieron evitar el decir: ¡¡ Vaya la que has liao….. Ahora que veníamos a jugar!! No, si lo voy a dejar las dijo, que llevo un buen rato queriendo jacer la pelota otra vez, pero no me sale reonda, Me guardaré las gomas y que me la jaga mi hermana en casa, que la sale mu bien.

¿Sabéis de que me he enterao jace un ratino? Las dijo la Angelita -¿De qué? La preguntaron las dos a la vez. Que don Lucas tiene el huerto abierto para que vayamos los niños a jugar allí. ¡¿De verdad?! ¿y como lo sabes? La preguntaron con mucho interés.

Es que jace un ratino ha pasao la Mercedes y la Loli y me lo han dicho que ellas estuvieron ayer y ahora se iban p´alla. –Po vámonos nosotras también les dijo la Isabelita.

Iban las tres la calle la Palma adelante andando tranquilamente, cuando se acercaron a ellas Manolito “el gordo” y Juanito rodando una roanga, Manolito haciéndose el gracioso se arrimó tanto a la Rosi que el guía se le enganchó al vestido. Manolito no sabía que hacer cuando las tres empezaron a decirle ¡¡tonto imbécil, a ver si miras por aonde vas!! y mirándose se sacudía el vestido, y gritando aún más le dijo: ¡¡como me hubieras hecho algo te ibas a enterar a mi madre!! Los dos sin entretenerse más en el asunto salieron corriendo como alma que lleva el diablo, procurando poner distancia por medio.

Cuando las tres llegaron al huerto comprobaron que era cierto, estaba abierto y dentro se veían varias niñas y niños jugar, y don Lucas paseando de lado a lado leyendo el breviario.

Ellas querían jugar a las casitas por eso se fueron hacia una esquina del huerto, así tendrían dos paredes para poder colgar cosas y encima había una higuera que ya pronto tendría higos buenos.

La Isabelita se acercó en donde la Mercedes y sus amigas tenían hecha la casita, y viéndola la dijo: Que suerte habéis tenio, como habéis sio las primeras en venir habéis cojio el sitio techao, y parece más una casa…. ¡¡Y que mesa más bonita!! ¿de aonde habéis cojio esa piedra tan lisita? -Estaba aquí ya, la contestó la Loli pero si queréis alguna en la obra de tío Agustín hay muchas, pero si vais que no os vea, que la Mari y la Marisa han io a por una y las ha visto como cogían la piedra y se ha enfadao con ellas, y han tenio que salir corriendo, -Y ese frasquete que tenéis de florero ¿Quién os lo ha dao? - Nadie, la contestó, lo hemos encontrao en las callejas.

Mientras estaba la Isabelita hablando con la Mercedes y la Loli llegaron la Angelita y la Rosi para llevarse a la Isabelita ya que tenían que empezar a arreglar su casita. Pero,

según iban andando vieron como Manolito y Juanito estaban jugando a los bolindres, la Rosi no se lo pensó dos veces y acordándose del percance que había tenido con Manolito hacia poco rato, según iba pasando, dio una patada a los bolindres y les estropeó la jugada, Manolito que se encontraba de rodilla dispuesto a lanzar su bolindre se levantó con intención de atacar, pero al darse cuenta de quien era, y viendo que no muy lejos estaba don Lucas que miraba para ellos decidió olvidarlo.

Cuando llegaron las tres al sitio donde habían decidido hacer su casita, empezaron a limpiar el suelo y retirar todo lo que les parecía que sobraba. Mientras estaban en plena faena isabelita dijo: ¿sabéis lo que estoy pensando? -Vamos a ver que quieres ahora la dijo la Angelita, -que nosotras en vez de hacer una casita, podemos hacer un comercio.

La idea parece que gustó a las tres, ya que al poco rato se fueron a las callejas ya que no muy lejos había una cerca que tenía una higuera chumba, ellas querían coger unas hojas para que fuera el bacalao, y si a las hojas le sacaban el jugo sería el aceite.

Cuando llegaron al sitio vieron que no lo tenían fácil, ya que desde la calle no alcanzaban a las hojas, y para poder coger las de cerca del suelo tendrían que saltar una pared y entrar en la cerca.

Mientras estaban queriendo saltar la pared pasó tío Pacheco y las dijo:¡¡ Muchachaaas !! ¿aonde vais saltando la pared….? Las tres se quedaron paradas sin saber que hacer, fue la Rosi que viendo que era su vecino le dijo: -Es que queremos unas hojas de la jiguera pa jugar en el huerto. ¡¡Anda…Anda!! bajaros de la pared que ya os la daré yo, les dijo tío Pacheco, y cogiendo la navaja que llevaba en el bolsillo, cortó tres hojas y refregándolas en el pasto para quitar las espinas las pinchó con un palo y se las dio diciendo: Anda, cogerla por el palo pa no pincharos, que tovía quean algunas espinas. Y así fue como cada una con su hoja, volvieron al huerto, ya con producto para empezar a vender en su comercio.
CAPÍTULO-XI



Aquella tarde de finales de junio, como casi cada día, Isabelita se fue junta con sus amigas al huerto para jugar a las casitas, la idea del comercio había sido un éxito.

El día anterior lo habían dedicado a buscar todo lo que les pudiera servir para seguir con su juego, con lo que encontraron en las callejas y lo que consiguieron de casa, tenían poco a poco lo que iban necesitando.

El mostrador era una madera que se aguantaba con dos adobes, Isabelita se las había ingeniado para que su amigo Martín la acompañara a la hora de la siesta, y cogerlos mientras los albañiles descansaban de la obra de tío Agustín. Eso lo habían hecho aquel mismo día, Isabelita pocas veces se echaba la siesta, aunque su madre todo se la volvía insistir para que se fuera a dormir, pero ella se las valía de maña para convencerla y la dejara jugando mientras tanto con sus muñecas de trapo, algunas veces se había venido la Rosi a jugar con ella, pero viendo el jaleo que hacían, tía Isabel decidió prohibirlo, ya que no dejaban dormir a tío Luís, y él necesitaba descansar para ir a los Llanos y seguir con el trabajo de la era.

Ese día, Isabelita cuando comprobó que todo el mundo dormía, con mucho sigilo salió a la calle y se fue al callejón donde vivía Martín, ella sabía que él estaría en el zaguán de su casa sin echarse la siesta, por eso cuando llegó a su puerta con mucho cuidado abrió el postigo, y allí estaba él tendido en el suelo en una camera, intentando poner un chavo a la cuerda de la peonza para que le sirviera de tope.

¡¡chiissss, Martín!! Este levantó la cabeza y la dijo ¿qué es lo que quieres? Isabelita casi todo por señas, para evitar que los padres de Martín se enteraran, le hizo salir a la calle y le explicó el plan. Enterado Martín la dijo: Po vamos enseguía antes que sea más tarde, no vaya a ser que nos pillen, que tío Agustín tiene mu mal genio y si nos llega a ver como le cogemos los adobes nos podemos enterar. Y así fue como hicieron la faena sin más testigos que los perros de tío Eladio que estaban durmiendo en la sombra.

La Rosi también había colaborado llevando un peso que había hecho con dos tapaderas, que atadas con unas cuerdas a un palo hacían de balanza, la Angelita evitando que tía Catalina se enterara, llevó de su casa una navaja un poco ya roñosa para poder cortar las hojas de higuera chumba, que unas veces era bacalao y otras veces era carne, según lo que pedían cuando iban a comprar. Lo que también consiguió llevar fue un plato de porcelana, lleno de despostillones, aunque de muy mala gana tía Catalina se lo dio ya que ella lo usaba para poner el fregón y el jabón casero.

Estaban las tres amigas muy afanosas ordenando sus cositas, cuando llegó la Mercedes diciendo:

Me acaba de decir Don Lucas que vayamos tres a la iglesia que nos tiene que mandar hacer una cosa, ¿Y qué cosa es? La preguntaron las tres a la vez ¡¡Y yo que sé!! Yo lo único que sé es que venía de mi casa y al pasar por la iglesia me ha llamao y me ha dicho que fuéramos tres, que nos esperaba.

¡¡ Po vaya rollo!! Ahora que nos lo estamos pasando tan bien, pues yo no quiero ir dijo la Rosi y yo tampoco la Angelita, ¡¡mu bonito!! Así, que me toca ir a mi…. ¿Y a quien llamamos pa que sea la otra?, la dijo Isabelita a la Mercedes. En esto que entraba al huerto la Marisa comiéndose la merendilla, y al ser un tomate, venía relamiéndose el brazo, ya que el zumo del tomate se la formaban churrete y era una manera de solucionar el problema, ¡¡Ya está!! Se lo decimos a la Marisa. A ésta no anduvieron con rodeos, se limitaron a decirla que Don Lucas la llamaba para que fuera a la iglesia.

Al llegar las tres lo primero que les dijo Don Lucas fue ¿traéis ganas de trabajar? Ellas se miraron como diciendo y ahora que nos mandará hacer, pero el cura viendo la cara de susto que habían puesto las dijo: ¡¡ no os asustéis…. que es poca cosa!!, es que, como a la semana que viene es Santiago y Santa Ana y hay que arreglar la iglesia, en el sitio donde las mujeres encienden los pabilos a los difuntos hay mucha cera en el suelo, y quiero que la despeguéis antes de que vengan las mozas mañana a fregar el suelo, yo os doy estas navajinas y a ver lo que podemos hacer….

Las tres arrodilladas en el suelo se lo tomaron como un juego, se retaban para ver quien hacía el montón más grande, pero lo que empezaron de rodillas lo terminaron tumbadas en el suelo, ya que al poco rato se sentían cansadas, y con ganas de levantar el vuelo de allí.

Isabelita a la vez que colaboraba en el levantamiento de la cera no perdía detalle de lo que pasaba no muy lejos, ya que había un hombre que debía de ser un pintor por lo que hablaba Don Lucas con él, le comentaban que había que restaurar la pintura del altar de la Ánimas Benditas en la cual se reflejaba el purgatorio, y Don Lucas quería que lo pintara ya que estaba muy estropeado. Pero en la conversación le aclaraba al pintor que una de las figuras que estaba quemándose en las llamas del purgatorio la pintara bien la cabeza, porque representaba a un cura y llevaba coronilla. (debía de ser que no le parecía buen ejemplo, ver a un cura purgando sus pescados.)



El tiempo pasó y la noche ya se aproximaba, y señal de ello era que vino la luz al alumbrado público, y era entonces cuando Isabelita tenía que volver a casa ya que su madre la tenía dicho: Cuando venga la luz te quiero ver en casa, no quiero verte de noche danzando por ahí, que viene el hombre del saco llevándose a las niñas.



Cuando Isabelita iba subiendo por la calle del molino, se encontró con Daniel que iba a ver a la Mari, su novia, la hija de tía Ramona, la vecina de enfrente, todas las noches iba a verla después de venir de trabajar, al ver Daniel a la Isabelita se paró a saludarla ¡¡hola!! Qué… ¿vienes de jugar en el huerto? ¡sí! Bueno….no, porque Don Lucas nos ha tenio quitando cera del suelo de la iglesia. ¡¡ Mira que bien!! Pero os habrá dao algo por el trabajo, si, un puñao de caramelos, mira....traen un caballo pintao.- ¿quieres uno? No, guárdalos pa ti porque si empiezas a repartir te queas sin ninguno, y seguro que a Luisito si le das se pondrá contento. Y así, hablando juntos llegaron al Altozanillo.

Al llegar a su casa Isabelita se asomó a la puerta de su casa, y sin entrar dijo: ¡¡mama, que ya he venío del huerto!! Pero me queo aquí en la calle con Luisito. Su hermano estaba jugando en la calle con un montón de tierra. Mientras se acercaba a jugar con Luisito pudo ver como Daniel esperaba en la puerta a que saliera la Mari, pero la primera en salir fue tía Ramona con su silla baja de junco y el barril del agua por si la entraba sed, y su inseparable abanico, ella se sentó a un lado de la puerta dispuesta a pasar allí tanto tiempo como estuvieran los novios juntos.

Al poco rato la Mari salió con el pelo bien atusao y echando un olor muy bueno a colonia, traía dos sillas, una en cada mano, una para el novio y otra para ella, lo mismo hacía cada noche, sentarse al fresco y pasar un rato juntos.

Aquella noche algo tuvo que pasar dentro de la casa de tía Ramona que tío Francisco llamó a su mujer y tuvo que entrar en casa. Entonces Daniel aprovechando que se había quedado solo con la Mari la dio un beso, volviendo a ponerse como estaban a toda prisa, antes de que volviera tía Ramona. Isabelita aunque parecía que jugaba no perdió detalle de la escena y cuando la llamó su madre para cenar, lo primero que la soltó fue: Daniel ha dao un beso a la Mari, Tía Isabel la dijo: No me lo creo…..¡¡ menuda es tía Ramona!! Si no se mueve de la silla en toa la noche, si parece un centinela. Se lo ha dao en un ratino que se ha io pa dentro porque le llamaba tío Francisco ¡¡Hay que ver, hay que ver….!! Anda y agila a cenar que ya está la cena en la mesa, que no hay cosa que se te escape.

CAPÍTULO-XII


Eran las seis de la mañana, olía a café recién hecho, y es que ya llevaba el puchero en el anafre un rato, no había duda, el aroma era de café cubano, comprado en casa de tía estraperlera. Como llegaba a ella el café no se sabía pero la verdad es que era raro que se fuera a comprar y no tuviera; estaba claro que procedía de Portugal, pero poco importaba como se obtenía.... lo que importaba era beber buen café.

Un rato después, tío Luís y tía Isabel sentados en su sillina de juncos removían una y otra vez la taza de porcelana esperando que el café se enfriara un poco para podérselo beber, mientras esto sucedía, tío Luís conversaba con su mujer lo adelantado que estaba en las tareas de la era y decía: Isabel, mira a ver lo que tienes que jacer esta tarde, que lo mesmo te tienes que venir conmigo a los Llanos, que si esta mañana jace aire y consigo terminar de limpiar el grano que tengo trillao, necesitaré ayua p´aque me abras los costales pa llenarlos de grano.

Pero coño!! ¿A eso no te pué ayuar cualquiera de los que tienes al lao…… me vas jacer ir solo pa eso? Le contentaba tía Isabel malhumorada por la propuesta que la hacía su marido, ¡¡que cosas tienes Isabel!! Le decía tío Luís, el que más y el que menos tiene bastante con lo suyo, y a ti eso no te cuesta ná.- No me cuesta ná, no me cuesta ná…. Pues claro que me cuesta que yo también tengo mis cosas y bien que me las tengo que apañar como pueo.

Pero bueno.... lo que sea me lo tienes que decir enseguía que no quiero que me pille el toro, piensa que dentro de cuatro días es Santiago y aún tengo que faldegar la casa y jacer algunos dulces en la tahona, que esta mañana cuando he io a por el pan no veas como estaba..... No se podía pasar de tantas latas llenas de perrunillas como había en el suelo, esperando a que se pudieran meter en el horno, aunque yo tendré que jacer unas madalenas que perrunillas no pueo ya que gasté la manteca cuando la comunión de Isabelita. Por la manteca no te preocupes mujer, le decía tío Luís, que mi hermano mató dos guarros y tendrá toa la manteca sin gastar, que la cuñá es poco amiga de jacer dulzainas; Pues ya se la pedirás tú, que lo que es yo no me rebajo a la Anita, que bien sabes tú que desde la muerte de tu madre no queamos mu amigas. Si ya lo sé mujer, pero es que yo no les voy a decir que me la den, y lo que se paga no hay que agradecer.

Ese día cuando llegó tío Luís a comer ya no había duda de que reclamaba la colaboración de tía Isabel para que aquella tarde le ayudara a llenar los costales de grano.

Como cada día después de siesta tío Luís se montó en la burra y se fue dirección a los Llanos, no sin antes recordar a su mujer que allá a las siete se fuera ella, ya que a esa hora habría caído un poco el sol y no haría tanto calor.



Así lo hizo tía Isabel, después de dar la merendilla a Isabelita cuando regresó de la escuela de tía Teodora, cogió a Luisito de la mano y lo llevó a casa de su abuela para que cuidara de él mientras estuviera en los Llanos. Cuando llegó a casa de tía Julia abrió la puerta y viendo que no estaba empezó a llamarla por ver si estaba atrás en el corral. ¡¡madreee!! ¡¡madreee!! Que si quieres arroz Catalina…..se decía ella para sus adentros. ¿dónde habrá io ahora esta mujer? Verás si me la lía….. En esto que asoma a la puerta tía Tomasa que oyendo las voces fue a ver que pasaba, pero viendo que era ella la dijo: no te molestes en llamar a tu madre que jace un rato que he estao con ella cuando ponía las agüaeras al burro pa ir a por una carga de agua a la fuente de los Mártires,. ¿jace mucho rato que se fue? La preguntaba…. Yo creo que tiene que tardar poco según el rato que yo la vi trasponer por la calle Real, pero vamos… que si lo que quieres es que se queé con el niño, déjamelo a mí que ya le pueo yo cuidar hasta que llegue ella. Pues sí….. se lo voy a dejar, que he queao con el Luís p´ayuarle y si me lo llevo voy a estar en vilo y no nos va a dejar trabajar en paz.- Si el otro día se empeñó en irse con su padre y vino diciendo el Luís que iba a tardar mucho en volver a llevárselo, que no veía el peligro, por lo visto estaba trillando una parva y lo mismo le daba ponerse delante que detrás de los burros, si es que este muchacho es un demonio……Y dirigiéndose al niño le decía: Quédate con tía Tomasa, y hazte caso de ella hasta que venga la abuela.

Después cogió su pañuelo de la cabeza y se lo puso, encima se colocó la pamela para evitar que le diera el sol y emprendió camino hacia los Llanos

Cuando pasó por la casa de su comadre, viendo como estaba debajo del parral cosiendo, aún teniendo prisas, se acercó a saludarla.- Ésta al verla se quitó el dedal, soltó la costura que tenía entre manos y la puso en el cesto y fue a por una silla para que se sentara a su lado.- Ven y no corras tanto la decía, que te voy a contar lo último…… ¿y qué es lo último? la preguntaba con curiosidad. ¡Anda so joia que no te enteras de na! Anoche hubo campanillá en el pueblo. ¿No me digas que al final le corrieron la campanillá al Rafa? Lo que oyes ¡¡con to los cojones!! Y un buen baño que les metieron en la lagunilla, a los dos juntitos, allí en el agua les tuvieron fresquitos hasta la madrugá.- Cuéntame tos los detalles que una no se entera de na, ya me imaginaba que el Luís no te lo había contao, pues que sepas que él también se encontraba en el ajo. ¡¡¿Qué también estuvo mi Luís en la campanillá?!! Si será sinvergüenza…..Mira que me extrañó que ayer aún sabiendo el miedo que me da quedarme sola por la noche me dijo que se tenía que ir a los Llanos a vigilar el grano ya que lo tenía medio limpio, y yo tonta que me lo creí, y el muy granuja era para asistir a la campanillá, ganas de volver pa casa me entra y que llene él solo los costales, la decía tía Isabel a su comadre. ¡Que cosas tienes mujer…..! sabiendo lo que disfrutan los hombres con esos jaleos. Pues ahora si que te dejo, que me ha entrao de pronto mucha prisa. Se va a enterar éste lo que vale una mentira. ¡¡mentirijilla mujer….!! Que tampoco es pa tanto….. la decía su comadre volviendo a coger su costura.
CAPÍTULO-XIII

A tía Isabel ya se la había olvidado la disputa que tuvo con su marido, cuando le echó en cara lo engañada que la tuvo la noche de la campanillá, cuando con un silencio lleno de picardía por parte de tío Luís y un “no te enfades mujer” y algún que otro arrumaco volvieron las aguas a su cauce….

Aquella mañana tía Isabel después de beberse el café en compañía de su marido empezó a buscar los achiperres que necesitaba para empezar la tarea de faldegar la casa.

Asina que hoy te lías con el faldegueo, le decía tío Luís, sí, a ver si de una vez me quito ese sococho de encima, que buen día me espera….Ahora que una cosa te digo…..,Que a ver si me apañas la brocha y me la atas a esa caña que he encontrao en la tiná pa que puea llegar a los techos que no quiero que me pase como a la Ramona. ¿Pues que le ha pasao a esa panduerca….? Haz el favor de no dirigirte asina cuando hables de ella, a ver si te oye y tenemos el lío armao. - Yo creía que tú lo sabías…..Pues na…. que anteayer faldegando también, mientras estaba dando los techos se le resbaló la sillina que tenía encima de otra para llegar a lo alto y se cayó, y a la pobre la tuvieron que llevar al curandero de Zorita, y de allí vino con el brazo encabrestao, cuando vino fui a verla y la pregunté como estaba, y me dijo que tenía muchísimos dolores…. Pues a ver si la tarda en curar y se está quietecita en su casa y no novelerea tanto por ahí... ¡¡De bruce se tenía que haber caio la joia... a ver si con la boca rota no escusetea tanto!!. Desde luego Luís no tienes arreglo….¡ anda! Átame ya de una vez la brocha a la caña. - Mientras tío Luís apañaba la brocha a la caña, tía Isabel buscó el jato más viejo que tenía para ponérselo, ya dispuesta para poder empezar su tarea, cuando llegó tío Luís y la vio vestida de esa manera, en la que sólo se la veía la cara, no pudo por menos que decir: ¡Joder Isabel! Me has asustao, si pareces una pantarulla. ¡¡Anda, anda……!! Déjate de bromas y vete ya a los llanos le decía tía Isabel.



Ya llevaba dos hora tía Isabel dale que dale a la brocha cuando se presentó tía Julia con intención de echar una mano a su hija, pero antes se paró a hablar con la Mari que estaba barriendo la calle. Que digo Mari……¿que cómo se encuentra tu madre? Que me ha contao mi Isabel el percance que tuvo faldegando…. si tía Julia paicia que no era na pero la que nos lió en poco rato, y menos mal que no fue el güeso roto que solo se le dislocó, que si no hubiera tenio rascaera pa días, pero gracias a Dios se lo colocaron y ya está mejor, aunque tovía tiene muchos dolores…..¡¡hay que ver, hay que ver!! La que se origina en poco rato. - Bueno hija.....¡¡adiós!! Luego si tengo un ratino pasaré a verla, que ahora vengo a llevar a Luisito anca las Pañeras pa que la Isabel no deje el faldiego.

Tía Julia pensaba volver a su casa después de dejar a Luisito en la escuela, pero después de ver todo lo que la quedaba por hacer a su hija decidió volver a el altozanillo para ayudar a tía Isabel. Cuando llegó dio unos golpes en la puerta, aunque estaba abierta, para que de esta manera se enterara tía Isabel de que había vuelto. ¿Cómo es que estás aquí? La dijo cuando vio a tía Julia de nuevo allí, ¡qué cosas tienes hija…! Después de ver to lo que tovía te quea por jacer no me iba tranquila pa mi casa, y he pensao en volver p´ayuarte, que si no llega la noche y no tenéis aonde acostaros. - Pues la verdad es que no voy a despreciar su ayua madre, que ya estaba yo pensando si me daría tiempo a dar de barniz los catres de la cama antes de que anochezca. Pues no se hable más y dame el barniz y la brocha y los voy yo dando, el caso es que tovía no he comprao el barniz, que le he dao el bote y las perras a la Isabelita para que vaya a la botica a la hora del recreo. ¿Sabes que….? Vaya limpiando las cosas del chinero y así da tiempo a enjutarse y se pue volver a colocar. Así lo hizo tía Julia metió todos los vasos y platos en un baño y se fue a lavarlos al corral.

Al poco rato suenan otros golpes en la puerta, y tía Isabel pensando que era la Isabelita que la traía el barniz dijo: Entra hija….. Pero ten cuidao aonde te arrimas que está la pared recién da de cal, no te vayas a emporcar el vestido. Pero al poco rato vuelven a sonar los golpes en la puerta, ahora fue cuando tía Isabel comprendió que la Isabelita no había venido, y que alguien insistía llamando. ¿Y ahora quién coño es….? Decía dejando los achiperres que estaba usando para averiguar quien era. Cuando llegó a la puerta vio como se encontraba parado en medio de la puerta uno de los hermanos de Torremocha, un pobrecito que iba pidiendo limosna, el cual al verla la dijo: ¡¡Una limosnita por el amor de Dios….!! -A tía Isabel la cogió tan desprevenida, y tan ocupada, que no tuvo otra manera de salir del paso que decir:” Perdone Vd. por Dios, que él se lo pagará” el pobre, se colocó la muleta debajo el brazo y emprendió camino hacía la noria y tía Isabel volvió a su trabajo.

Pero tía Julia que sabía que alguien había llamado, y queriéndose enterar dejó lo que estaba haciendo para averiguarlo, pero al entrar en casa y no ver a nadie pregunto: Isabel…¿tú no te has enterao de que alguien ha llamao a la puerta? ¡Sí madre….! sí me he enterao que han llamao, y también sé quien era. ¿Pues quien era? La volvió a preguntar.

¡Uno de los hermanos de Torremocha pidiendo! ¿Y qué le has dao…? Que le voy a ver dao, na…¿es que no ve madre lo lía que estoy….? como pa liarme ahora a buscar algo que dar. ¡¡Desde luego hija, que poca caridad! - Y sin perder tiempo se asomó a la calle para ver si aún podía ver al pobrecito, y en efecto allí estaba sentado en el cancho que había antes de llegar a la casa de tía Carmen intentando colocarse el morral que traía colgado.

Fue entonces cuando tía Julia dijo: Espérese buen hombre que ahora le traigo algo........ y entrando en la casa dijo a tía Isabel, A ver dónde tienes el pan, que coja un cacho pa dárselo al pobre, pero del pan después de cortar el trozo, poco quedó, dado el corazón tan generoso que tenía tía Julia, cuando le dio el pan ella se metió las manos en los bolsillos y encontró cinco perras gordas que contándola se las puso en la mano diciendo: toma estas perras que también le vendrán bien, y ahora aonde tiene que ir a pedir es a aquella casa de la esquina que esos son de los riquillos del pueblo a ver si tiene suerte y le dan un cachino de morcilla pa que engañe al pan.
CAPÍTULO-XIV

Era ya de noche, tía Isabel después de haber cenado salió a tomar el fresco a la calle, después del día agotador que había tenido con la limpieza de la casa, se sentó en su sillina de junco a un lado de la puerta, mientras tío Luís estaba sentado sobre el umbral. ¡¡Vaya un calor que jace!! Y que no corre ni una migina de aire…… decía tía Isabel mientras se echaba aire con el cartón de la tapa de una caja de zapatos. Me paice a mi que esta noche va a ser una de esas que es mejor no andar acostándose o esperar a que nos rinda el sueño, aunque si por cansancio es no creo que tarde mucho en venirme el sueño, que desde esta mañana que empecé a las siete dale que dale, sin sentarme na más que pa comer…… que está una tullía.

Digo Luís….que me digas si es la Ramona la que ha salio a tomar el fresco, que desde aquí no me llega la vista, que ca vez, ve una menos sin las gafas, sí, ella es… ¿pues qué la quieres? Querer ná…. Pero es que hoy no me he acercao a su casa a preguntar como va de lo de la caía y si me ve aquí y no la pregunto se la va jacer mu de mal, asina que voy un ratino a ver como está, anda sí, agila a verla…. Le contestaba tío Luís y de paso la dices que estoy muy preocupao por lo que la ha pasao…. a mí no me dejes ese recao, eso vas y se lo dices tú; a lo mejor te lo has creío que te lo decía en serio….Pues tampoco estaría tan mal que al fin y al cabo somos vecinos le decía tía Isabel, pero tío Luís no tardó en contestarla: ya contigo hay bastante, ¡¡ pues anda que no eres tú cumplía!! Pero no tardes que aluego os liáis a dar palique y se os pasa el tiempo. ¡¡Venga…!! Que cuando vuelvas, vamos a aprovechar y vamos a tener fiesta esta noche....que estoy tan limpio como tú has dejao el cuarto, hoy no me pues decir que jiedo a suor. Que me he metio un buen flete en el corral y güelo a flores de guri… Anda…. ¡¡ cállate que no te oiga naide!! que aborista to lo que quieres. ¡¡Sí, sí!! aboristar dices….será que más de una vez no me echas en cara que jiede uno a cochambre.

Cuando se acercó tía Isabel a la puerta de tía Ramona para preguntar como iba el brazo la ofrecieron una silla para que se sentara a tomar el fresco con ella, pero tía Isabel alegando que estaba cansada del día que había pasado faldegando, no quiso quedarse mucho rato, pero estando todavía allí se acercó tía Josefa que traía un cesto lleno de ropa, y al verla tía Isabel la dijo: ¿Aonde vamos con el cesto…? Pues vengo de ancá mi madre de que me dé la ropa puerca que mañana voy a lavar, la dijo tía Josefa. Pues yo también quería ir mañana si el Luís me dejara la burra, que tengo to los pingos puercos y ya después de to limpio he cambiao también las sábanas…… Si es por la burra no lo dejes, la decía tía Josefa, que la mía no dejará de poder con la carga de las dos…. lo malo es que ya es mu tarde pa llevar al Luisito anca mi madre, que ella se acuesta como las gallinas, y no vamos a poder salir mu temprano…..la decía tía Isabel, da igual mujer que tampoco jace falta ir antes de que salga el sol que ya son los días mu largos. Pues entonces en eso queamos Josefa…voy a decírselo al Luís para que sepa que no necesito la burra.

Ya dispuesta a irse para su casa tía Isabel vio como corría la Isabelita atravesando la carretera a toda prisa, al verla tía Isabel no dudó en llamarla esperando que la contestara…¡¡Isabelitaaa!! Y acto seguido con las mismas prisas vio también como corría Martín hacia ella, procurando esconderse detrás de un carro que había en una esquina. ¡¡Pero Martín…!! Le decía tía Isabel después de ver como la empujaba para buscar donde esconderse, ¡¡ a ver si miramos por aonde vamos que un poco más y me llevas de calle….!! Chissss le decía Martín poniendo el dedo en la boca pidiendo que guardara silencio. Fue entonces cuando salió del callejón la Rosi indecisa sin saber qué dirección tomar para ver si podía dar con algunos de los escondidos, pero Luisito que estaba jugando con un montón de tierra, viendo donde se había escondido Martín, y aprovechando que un rato antes se había enfadado con él por no dejarle jugar al escondite, porque decía que era “mu chico” le faltó tiempo para esclarecer donde se había escondido Martín, Éste viendo lo que había pasado, se fue directo hacia Luisito con intención de vengarse. Pero de buenas se libró Luisito porque ya tenía el pie levantado Martín con la intención de darle una patada cuando llegó tía Isabel evitando de esa manera que el zapato le tocara. ¿No te da vergüenza Martín, pelearte con Luisito siendo tan chico? Es que es un chivato tía Isabel, la decía con cara de pocos amigos, de esta se libra pero como vuelva… ¡se va a enterar…..! Anda no seas malo y agila a buscar a la Isabelita que nos vamos a costar que mañana me voy con tu madre a lavar y tenemos que madrugar.

La casa de tía Isabel, como casi todas las del pueblo, se alumbraban con una sola bombilla que se solía poner en medio del zaguán para que de esa manera pudiera llegar un poco de claridad a todos los sitios.

Cuado llegaron madre e hijos a la casa aún estaba tío Luís sentado en el umbral de la puerta, que al verles les dijo: malas noticias Isabel, la bombilla se ha jodio y no tenemos luz en casa, debe ser por la humedad, nada más irte ha sonao un estallio, que buen susto me he jarreao, y ya no alumbra. ¡¡Pues si que estamos bien!! Le contestó tía Isabel, habrá que buscar el candil, no nos quea otro remedio…..anda coge la caja de mixtos que está encima del chupón y mira de encenderle que está colgao en una de las alcayatas. Cuando tío Luís consiguió encender el candil notó que tiraba poco, y era muy poca la luz que salía de él….¡¡Isabel!! que este chisme tiene poca torcía tendrás que jacer una….Lo que faltaba, no si bien dicen que las cosas no vienen solas, ven y mira de alumbrarme un poco que cogeré un cacho trapo pa jacer una.

Así fue como esa noche tuvieron que apañárselas para salir del paso, lo peor fue hasta que Luisito se quedó dormido ya que decía que le daba miedo.

Tío Luís a pesar de los contratiempos estaba dispuesto a disfrutar la noche y aprovechar ese buen olor, que según él desprendía a raudales, ¡¡ venga Isabel métete ya en la cama de una vez!! que verte no te veré pero ya verás como te palpo…. Pero poco duró el entusiasmo ya que cuando empezaron los juegos amorosos y a moverse la cama se oyó un estruendo y somier y colchón fueron a parar al suelo. ¡¡Hay que joderse!! Decía tío Luís…..¡¡ la que hemos liao!! Ya se lo que ha pasao, decía tía Isabel muerta de risa, que se nos ha olviao atornillar los travesaños de la cama cuando la he estao montando con mi madre después de darla con barniz, y con tanta briega se ha descuajaringao la cama y se ha io to a jacer puñetas……¡¡hay que ver!! si es que en los trabajos no se pué amoragar, le contestaba tío Luís, y menos en este - Mientras tanto Luisito con el jaleo se despertó y solo hacía que llorar y decir que se quería acostar con su mama…...¡¡Vaya un muchacho antojaizo!! Le decía tío Luís sin saber que hacer para calmarlo, ¡¡veras si nos jode la noche el niño!! y viendo que Luisito no había manera de que se calmara no tuvo más remedio que decir: si hijo acuéstate con tu mama , que ya la noche la damos por perdía….¡¡hay que joderse!! To por no apretar los putos tornillos.
CAPITULO-XV

Aquella mañana del día 23 de julio amaneció con el sol pegando fuerte, aún no eran las siete y ya estaban subidos en la Petronila (pues así era como llamaba tío Maxi a la burra) Miguel y la Isabelita.

Que iba a ir Martín con su madre a lavar, lo sabía la Isabelita desde la noche anterior, ya que se lo había oído decir mientras jugaban al escondite, lo que no sabía era que su madre también iba a ir con ellos, por eso cuando se enteró la faltó tiempo para convencer a tía Isabel para que la dejara a ella también ir. La primera respuesta que la dio tía Isabel fue que no, pero ya se valió la Isabelita con su insistencia y tesón para convencer a su madre una vez más. Al principio la argumentó tía Isabel que como ella no llevaba la burra tenía que ir a expensas de los demás y no podía llevarla, pero el argumento de tía Isabel se lo desbarató cuando Isabelita la decía que no la importaba ir andando.

De ahí que estuvieran ya los dos montados arrepicajón en la Petronila y tía Josefa sujetando el cabresto, esperando a que tía Isabel llegara de llevar a Luisito a casa de tía Julia.

Mientras esperaban pasó tío José Cansino que llevaba las vacas a la cerca de la Lagunilla y al pasar y verles les dijo: ¡¡Buenos días Josefa!! ¿Aónde va la cuadrilla? A lavar… ¡ le contestó tía Josefa….¿has visto las ayuas que llevo….?! -refiriéndose a Martín e Isabelita. ¡¡Pues no te digo ná…..!! con ese par de alipendes seguro que hoy no tendrás que sacar ningún caldero de agua…..- Pues la mujer mía también está juntando el jato puerco también pa ir…… lo mesmo os encontráis en el camino les dijo tío José.-Pues nosotros a ver si acabamos de arrancar que estamos esperando a la Isabel.

No había hecho nada más que trasponer tío José por la calle la Noria cuando asomó tía Isabel por la calle del Molino diciendo: Venga agilemos ya, que se nos echa el día encima, ¿has visto lo que me he arrebuscao por ir a llevar a Luisito anca mi madre? Si ya veo que traes un reblujón de pingos que lavar…..le dijo tía Josefa. -Los tenía mi madre al pie de la pila del corral pa lavarlos, ella, solo quería darme la chambra de mi padre, pero yo he arramblao con to…… Porque las cosas como son, lo que se lava en casa quea más percochao que jaciéndolo a campo.

Ya estaban en la calle del Peral cuando vieron delante de ellos como iba otro burro que parecía que llevara el mismos camino, al darse cuenta dijo tía Josefa: Pues quiera Dios y no sea aquella que va delante la Mariquina la del “cansino”….-¡ Pues si que te alcanza la vista! la contestó tía Isabel, no mujer ….no es que la llegue a reconocer pero por la pinta y porque el José me ha dicho mientras te estábamos esperando que su mujer también venía a lavar, junto los palos y concuerda. Pues la que sea lleva también personal menuo montao en el burro……. No terminó muy bien la frase cuando Martín gritando dijo: ¡¡Joseliiiin..! Si alguna duda teníamos ya está clara dijo tía Josefa.

Martín al ver que era su amigo el que iba delante, y que por mucho que le gritaba no le oía no dejaba de pinchar a la burra para que corriera más y le pudiera dar alcance, pero tía Isabel viendo lo que intentaba hacer Martín no dudó en decir: A ver si nos estamos quietecitos….. Y no jaces correr a la burra, que tu madre y yo vamos andando y no podemos ir a carajo sacao detrás de vosotros….. No te preocupes que ya llegamos al Peral y allí le verás…..¡cualquiera diría que jace tiempo que no lo ves!. Aún faltaba bastante para llegar al pozo del Peral y ya se veían las lavanderas como estaban lavando, tía Isabel le dijo a tía Josefa :¿has visto lo mesmo que yo….? Te refieres a que la Mariquina ha agilao pa lante? Si, a eso me refiero.- pues eso va a ser que no quean pilas ya vacías y vamos a tener que agilar p´al Venero. Pues….¡ cuanto lo siento Josefa! que por esperarme tengamos que ir más lejos, No te preocupes mujer que una vez que estamos encarrilas tampoco es tanto….Y en el Venero se está mejor, que allí hay más verde pa tender la ropa al sol…..- Si es que hoy paice que nos jayamos puesto toas de acuerdo pa venir a lavar. Y si no, mira p´allá…¡lo que yo te diga! hasta la jerrera está lavando en el pozo de tío jerrero…. esa lo tiene bien la joia, que su pila no se la quita naide y encima lavando a la sombra debajo del cobertizo, la diría algo pa saludarla, pero me voy a desgañitar y no me va a oír, me paice a mi que viene el aire del lao de Zorita.

Al pasar delante del Peral oyó tía Isabel como alguien la llamaba, y al mirar vio que era su comadre diciendo : Vaya horas de llegar al corte…. ¡que hay que madrugar más! Aprended de mi que ya tengo echao el primer grano a la ropa,¡¡ que a quien madruga Dios le ayua!! Sí que es verdad la dijo tía Isabel, pero habrá que esperar a otra vez que ya no quea más remedio que acorpar con lo que hay. Bueno…ahí os queáis con vuestro Peral que nosotras agilamos p´al Venero.

Cuando llegaron al Venero ya estaba tía Mariquina quitando los aparejos de su burro, y al verles llegar les dijo: Ya sabía que veníais detrás de mi, que me lo viene diciendo mi Joselín, que no le importaba na parar a esperaros de que sabía que venía también Martín y la Isabelita, y me he tenío que formalizar con él y decirle que ya tendría tiempo de estar juntos cuando llegarais.

Los tres niños corrieron para escoger las pilas que más cerca estaban de los pozos, por mandato de sus madres, para que a la hora de sacar el agua les pillara más cerca, pero ya estaban allí la tahonera y su hermana y la criada del boticario con lo cual tuvieron que elegir entre las que quedaban.

Una vez que cada cual estaba en su sitio, tía Josefa echó unos polvos en su pila que venían en una caja que se llamaban “tu-tu” que al ir llenando la pila de agua salía mucha espuma, al verlo las demás no tardaron en decir: ¡¡pero Josefa!! ¿Qué es lo que has echao en el agua? ¡calla…calla! Que ayer tarde estuve a comprar anca Raimundo y me dijo que me olviara del jabón casero que esto era algo que me iba a impresionar, y la verdad, no necesitó mucho pa convencerme y más viniendo hoy a comprobarlo, lo llaman detergente en polvo, como veis espuma jace mucha ya veremos como deja la ropa.... La criada del boticario toda sorprendida decía: Hay que ver….¡¡ cuanto delanto…..!! Y nosotras ahora con la pastilla de jabón dale que dale.

Mientras tanto Joselín, Martín y la Isabelita como si de un juego se tratara sacaban calderos con agua del pozo para ver quien lo conseguía antes…..¡¡a ver si nos formalizamos!! Les decía tía Isabel viendo que sobarquinaban y que se quedaba más agua por el camino y en las sandalias que la que llegaba a las pilas….. Ahora estaban los tres pegaditos en el brocal del pozo bregando para sacar los calderos entre risas y bromas y en un descuido Martín dejó suelta la soga y el caldero se cayó sobre el agua, el silencio se hizo de golpe y las miradas de los tres se fueron hacia las lavanderas, las cuales no tardaron en darse cuenta del suceso. Tía Josefa corrió y todo lo que pudo ver fue el culo del caldero camino del fondo. ¡¡lo sabía, lo sabía…!! Verei lo que habéis conseguío con tanto jueguecito, si este trevejil que os traíais yo sabía que no traería na bueno. ¡¡agilar e iros a cien leguas, que no os quiero ver más por aquí hasta la hora de comer!!

Al rato a tía Josefa ya se le había olvidado el caldeo de la perdida del caldero, y mientras restregaba la ropa sobre el batiero no dejaba de cantar:

Yo tuve un novio barbero
y una vecina me lo quitó;
tuvieron tres churumbeles
con la cabeza como un farol.
El guardia de los padrones dijo:
-¡Qué espanto, qué atrocidad!
Cabeza de esta familia,
si hay unos cuantos, ¿quién lo será?
Con el barbero no me he casado,
del quebradero de tres cabezas
yo me he librado.

-¿Por qué no te casas, niña?
- dicen por los callejones.
-Yo estoy compuesta y sin novio
porque tengo mis razones.
- Marido, suegra, cuñado,
diez niños y uno de cría,
que la plaza, que la gripe,
que tu madre, que la mía.
¡Son muchas complicaciones!
¡Soltera "pa toa" la vida!

Las lavanderas estaban ya en plena faena….. tía Josefa seguía con su canto “ de por qué no te casas niñas” y las demás no dejaban de darse paliques las unas a las otras poniéndose al corriente de las novelerías del pueblo….Que digo Isabel (la decía la criada del boticario) que si tú sabes algo de que dicen que si hogaño van a traer al salón de tío gordo pa Santiago una animadora….¿Y eso que es? La contestó tía Isabel ¡joder…! Mira que eres torpe…¡¡ que coño va a ser!! Pues una de esas pelandruscas que bailan con poca ropa y se encargan de poner verriondos a los hombres. ¡¡ay Jesús…!! ¿Eso van a traer pa la fiesta? Decía tía tahonera…..¡ a lo que hemos llegao! Pues mi hombre mientras yo puea no ja de ir a verla que pa calentarle ya me basto yo y me sobra. Jajaja reían todas.

Estaban tan encefradas en la conversación que no se habían dado cuenta de que aún llegaba alguien más a lavar. ¡¡buenos días a to el personal!! Parece que lo estáis pasando bien según la juergecita que os traéis entre manos. ¡Buenos días Agustina ….!con la conversación ni siquiera te hemos sentio llegar….¿y de qué va la cosa que os jace reír tanto…? Las preguntó. Mira mujer…. el temita no es pa menos la decía tía Mariquina, a ver si tú lo sabes, que aquí paice que jemos oio campanas pero no sabemos aonde. ¿Tú has barruntao si van a traer una animaora pa las fiestas….? Tía Agustina dejó de hacer lo que estaba haciendo y las dijo: Cómo se nota que vosotras sois del otro lao del pueblo y os pilla lejos el salón, - Pues menua foto hay en la fachá….. pues yo si que me he enterao y un buen berrinche que he tenio ya con mi hombre a costa de esto….Pues que te ha pasao la preguntaron……ya puesta os lo voy a cascar, anoche me llama Fidel con mucha insistencia, que estaba yo anca mi madre, y me dice que fuera pa casa, y cuando llego va y me suelta que le diera perras que iba a comprar unas entradas pa que fuéramos a ver esa función………..Así, tal como os lo estoy contando, ¡mira…..!, se me cayó el alma a los pies y le dije: ¡pero bueno….! Pero tú…. ¿ por quién me has tomao a mi? Tú me crees capaz de verme a mi en esas funciones de tías guarrindongas…….Y el muy sinvergüenza me dice que yo jaga lo que quiera pero pa una vez que viene argo al pueblo que él piensa de ir. Pero ya le queé mu claro que de mi faldiquera no salía un real. Ahora que él también me amenazó y me dijo que cogería el tolistolis y le vendería al Pascual una cuartilla de jabas que se las había pedio y tendría las perras…. así está el panorama, bien se yo que agilará a ver la función pero conmigo no ja de ser. -¡¡Pues si que estamos bien!!, me has queao jechas de cruces decía tía Mariquina, si es que con éstos temas los hombres se nos desmadran…..

Así iba pasando la mañana entre conversación y conversación, y fue entonces cuando levantando la vista de la pila tía Isabel vio venir a la Isabelita sola…. Parece que hemos dao pronto la vuelta la dijo, ¿te ha pasao algo…? No me ha pasao na, pero es que tengo ganas de mear, y allí no lo he querío jacer que luego va el Joselin y los demás detrás de mi pa verme…..has jecho bien hija, que estos muchachos son unos sinvergüenzas, vete allí detrás de esos canchos que hay un bujío y ahí no te ve naide…… joooo mama, ven conmigo así tu miras….. está bien, anda p´allá que voy a tender estos pingos que se calienten al sol.

A la Isabelita ahora la apetecía estarse un rato por allí y pidió a su madre que la dejara lavar, y tía Isabel no perdió la oportunidad del interés de la Isabelita y la echó unos calderos de agua en otra pila que había vacía……. Toma hija, la dijo, dándola unos calcetines y pañuelos, y ella toda garbosa empezó a refregar sobre el batiero de piedra como veía hacer a su madre, pero al poco rato empezó a quejarse diciendo: mama cuando refriego me araña mucho el batiero en las manos y me duele, yo creo que es porque me has dao unas cosas mu chiquininas…… será eso la dijo tía Isabel, pero entonces la Isabelita ni corta ni perezosa se acercó al montón de ropa que tenía su madre esperando ser lavada y cogió lo primero que pilló que le pareció más grande y se lo llevó a su pila para lavarlo. ¿cómo se lava esto mama…? La decía la Isabelita a su madre, igual hija…de la mesma manera, lo mojas primero bien en el agua y aluego lo das con la pastilla de jabón por toas partes y donde esté más puerco lo refriegas más….. Ella lo mojó bien y lo levantó para arriba enseñándoselo a su madre, ¿y esto por aonde está más puerco? la preguntaba a tía Isabel, ésta, al ver que eran los calzoncillos de tío Luís la dijo: Tú verás hija que son los gayumbos de tu padre, mira por la parte de atrás…..Así lo hizo, pero no tardó en decir: joooo mama, yo esto no lo lavo que me da asco… ¡Pues estamos bien! Mal empezamos….Eso casi me lo esperaba yo…. Anda a respingar con los muchachos que me paice a mi que tú tienes pocas ganas de lavar….sí me voy, dijo la Isabelita, que ya estoy arrengá de tanto lavar…. aunque Martín y Joselín están matando lagartijas y como saben que me dan mieu aluego me las quieren tirar encima.

Pero a la Isabelita no la hizo falta irse porque ya venía Joselín y Martín corriendo por la calle con una sandia debajo del brazo, lo cual dio a que todas pensaran mal…. por eso no tardó tía Josefa en decir…Pero so joios…..¿qué habéis jecho…? ¿¡No me digáis que habéis afanao las sandias!? Porque si ha sio eso os rompo la crisma…. ¡Martín…! Tú primero…… ¿Qué me cuentas de la sandia? Que no mama… ¡mira que es Vd. mal pensá! le decía Martín. Que no las hemos quitao nos las ha dao Daniel el novio de la Mari de tía Ramona que estaba en el sandial jaciendo un corte y le hemos ayuao a meter la carga en el serón, por eso aluego nos ha dao éstas, y nos ha dicho que la trajéramos para que se metan en el pozo que asina estará fresquita pa la hora de comer….¡¡Jesús!! Que peso me has quitao de encima ya pensaba yo que tenía un ladronzuelo en la familia ….. le abrazó y le dio un beso.

Lo que pasa es que ahora si ponemos a enfriar las sandias en el pozo nos queamos sin otro caldero y ya jechamos bastante a faltar el que se ha jundio, como pa dejacerse de otro. Asina que lo mejor que podéis jacer es agilar al molino y si hay alguien les pedís por favor que nos presten algo pa meter las sandias en el pozo, aunque sea una cesta….. Al poco rato ya estaban los tres contentos de vuelta del molino con un saco y una soga dispuestos a solucionar el problema diciendo: nos ja dicho la mujer que nos apañemos con esto, que el caldero lo tiene lleno de salvaos pa jacer el berbajo a los guarros, pero que a cambio la llevemos una tajá de sandia, que a ella la gusta mucho y entovia no las ha probao hogaño. ¿ Lo habrá dicho de verdad mama....o será una broma?
CAPÍTULO-XVI

Pocas veces estaba el Venero tan alegre como aquel 23 de julio, Martín, Joselín y la Isabelita de cada circunstancia sacaban como seguir el juego, ahora tocaba meter las sandias en el saco que habían pedido para meterlas en el pozo y estuvieran mejor a la hora de comer, pero hacer esto iba acompañado de forcejeos, y exclamaciones diciendo : que si lo hago yo, que si déjame a mi, pues yo también quiero meterlas en el pozo…. por lo cual no tardó en oírse la voz de tía Josefa poniendo un poco de orden….¡¡Queréis jacer el favor de dejar el saco de una vez….!! Me paice a mi que como sigáis asina aún veremos las sandias en el puto suelo….Y fue terminar de decir esto tía Josefa cuando Martín tropezando en una piedra cayó y zasssss….fué a parar al suelo junto con el saco y las dos sandias. ¡¡lo dije, lo dije, y lo redije…!! Y mira si me he salio con las mías,…..Si esque no podía ser de otra manera después del cachondeo que os traíais los tres….¡¡ ya veis!!, Ya no jace falta ningún saco porque por el ruio que han jecho las sandias me paice a mi que se han estallao.
Después de todo el jaleo que habían estado haciendo, los tres se quedaron en silencio mirando hacia el saco del cual tía Mariquina intentaba ver en que había quedado todo diciendo: no sus preocupéis que la perdia no es mucha, ¡¡¿a ver que os creéis…?!! Una está blanca y la otra pintona, la criada del boticario se meaba de risa jajjajja, vaya un cortaor que está el Daniel, como todas las que lleve en el serón estén lo mismo tienen la comia asegurá los guarros pa unos cuantos días, ya se lo diré cuando lo vea….
En vista que ya poco se podía hacer alrededor de las pilas donde las mujeres estaban lavando, que no fuera estorbar y pisar los pingos que todas tenían tendidos al sol, los tres niños decidieron irse saltando la pared a las cercas de al lado en busca de lagartijas, Isabelita al principio se hizo la remolona ya que la idea de coger lagartijas no la entusiasmaba demasiado, pero ya que tanto Martín como Joselín la prometieron no hacerla perrerias con las lagartijas decidió seguirles.
Una vez metidos en la cerca iban de cancho en cancho cogiendo por sorpresas las lagartijas, y siendo como era un día muy soleado y con mucho calor las encontraban con mucha facilidad tendidas al sol, la Isabelita solía guardar las distancias siempre a no menos de cinco metro de ellos les veía como llevaban a cabo la faena, así estuvieron mucho tiempo pero ella ya estaba cansada de tanto seguirles y les dijo: ¡¡ya está bien de tantas lagartijas!! Que a mi me tenéis ya cansá y tengo mucho calor y jambre….¿por qué no lo dejais y nos vamos ya? A lo que contestó Joselín : vete tú si quieres que yo tengo que coger más lagartijas que me ha dicho Paquito el güevero y el Chivi que si podía llevarles p´al mical pa que no pase jambre estos días que ahora viene Santiago y Santa Ana y nos ponen guapos y no podemos salir a buscarlas que nos emporcarno….



Pues aquí os queais que yo no aguanto más, pero fue querer volver para atrás y ver como una culebra iba arrastrándose sobre la pared que tenía que saltar y el pánico le vino y no sabía que hacer, pero viendo la situación Martín y Joselín la dijeron: estate quieta y no te muevas a ver si la podemos matar…. Pero la culebra no era pieza de estarse quieta y viendo como la tiraban piedras desapareció del mismo modo que había venido. Ya si que Isabelita no se quería quedar, pero por otro lado no quería volver a saltar la pared del miedo que había pasado viendo la culebra, por eso les pidió que la acompañaran hasta alegarse de allí, volviendo a donde estaban las lavanderas.
Cuando de nuevo la vio venir tía Isabel la dijo: ¿otra vez tienes ganas de mear….? No, mama. Lo que tengo es mucho calor y jambre, y me he venio por eso…. no me extraña que tengas calor, si lo que no se pue es ir con la cabeza destapá con ésta solaina que jace, anda y vete debajo de aquel árbol que allí están las alforjas con la comia y cómete algo que yo hasta que no de el último grano a los pingos no me pongo a comer…..la dijo tía Isabel.
Cuando llegó a la sombra del árbol se tendió debajo y de lo cansada que estaba se quedó dormida y no despertó hasta que una hora después, ya que todos se fueron hacia allí para empezar a comer.
¡¡vaya siestecita que nos hemos jechado, sabelita!! La dijo tía Josefa, Tú has sio más lista que este par d´ellos y has jecho bien en venirte p´acá que jemos tenío que ir en su cata, que si no, lo mismo están tovia por ahí, ¡¡ asína están….!! coloraos como un bejino, capaz de acarrearse una insolación con esas cántaridas que tienen. Y diriguiendose a Martín le dijo: Anda hijo…tráeme la talega de la fiambrera y el pan, a ver si comemos algo y reponemos un poco de fuerza, que está una ya cansuta de tanto refregar la ropa.
Pero a Martín estaba visto que ese día pocas cosas le salían a derechas, porque fue coger la talega donde tía Josefa había metido la fiambrera con la comida y hacer una exclamación, ¡¡joder esto está lleno de jormigas…!! A lo que su madre contestó reprendiéndole, ¡¡Martín…que no te vuelva yo a oír decir palabrotas…. que duermes caliente hoy!! Y dirigiéndose hacía donde estaba cogió la talega dispuesta a echar de ella todas las hormigas que tenía, no sin que ella sintiera cierto enfado por la situación.
¡¡Ay que ver…!! Mira que es grande el venero y he tenío que poner los trastes encima del dichoso jormiguero, menos mal que la fiambrera está bien cerrá si no capaz de agilarse la morcilla y el cacho queso que traigo.
Al rato ya estaban todos a la sombra del molino comiendo y disfrutando de unos momentos de descanso, tía tahonera viendo que aún salían hormigas de dentro del pan según se iba partiendo dijo: ¡¡ anda mujer, toma un cacho del mío!! Paice que me cuesta trabajo que te comas ese pan tan poblao….No mujer, le contestaba tía Josefa, no te vas a quear ahora tú sin pan pa dármelo a mi, pero llegó la criada del boticario y enterada de lo que había pasado se sumó a colaborar ofreciendo parte de lo suyo para repartir la carga del problema.
Mientras estaban comiendo fue casi inevitable que volviera la conversación que horas antes habían tenido al llegar al venero porque tía Mariquina dirigiéndose a tía tahonera la dijo: asína que tú dices que tu mario no va ir a ver a la animadora porque tú te bastas y te sobres pa contentarle.… pues ten cuidao con lo que dices que me paice a mi que va haber más de dos sorpresas. ¡¡si lo sabré yo!! Contestó tía Agustina ¡¡chisssss!! Les hizo de señas tía Isabel señalando a los niños pidiendo silencio en el tema, diciendo: ¡¡cuidao que hay ropa tendida….!! A lo que Joselín en su ignorancia dijo: ¡¡mucha y de muchos colores!! y más que falta que tender….a lo que todas respondieron con una carcajada…..¿y ahora por qué os reís? Les decía Isabelita.
Allá a las cinco de la tarde a los niños se les veía cansados y con ganas ya de volver a casa, Isabelita arrimada a la pila donde su madre lavaba sólo hacía que decir cuando nos vamos a casa, a lo cual tía Isabel la decía que ya sólo faltaba enjuagar alguna ropa y recoger la que tenía tendida al sol que ya estaba seca.
La primera en regresar para casa fué tía Agustina por eso cuando empezó a cargar el costal con la ropa no faltó el comentario de: ¡¡mira que espabilá la última en llegar y la primera en agilar pa casa!! Lista que es una las decía bromeando ya montada encima de la burra.
Poco a poco una detrás de otra fueron dejando el venero, la última en irse fue la criada del boticario, cuando ésta marchaba ya iba trasponiéndose el sol por detrás de la sierra del Puerto e iban viniendo los sonidos de los grillos y ranas en señal que se acercaba la noche.
CAPÍTULO-XVII



Cuando la Petronila llegó al Altozanillo ya se habían bajado de ella Martín y la Isabelita ya que cuando estaban cruzando la calle real se encontraron con Paquito el güevero y el Chivi y decidieron irse juntos, Martín para darles las lagartijas que habían cogido para que comiera el mical y la Isabelita quiso pasarse por la plaza para ver si estaban allí la Rosi y la Angelita para así jugar un rato con ellas…..

Tía Isabel llegó al Altozanillo con el costal de ropa ya limpia, estaba tía Julia dando conversación a tía Ramona, ya que se pasaba todo el día sin hacer nada porque aún seguía recuperándose de su brazo, tía Julia al ver a tía Isabel tan cargada se levantó del cancho en donde estaba sentada y se acercó para ayudar a su hija. ¡¡Amos hija……. ya era hora que llegaras!! Aquí llevaba aparraná desde jace un buen rato, por ver si venías, porque …….¡¡vamos que un poco más y se os jecha la noche encima. Pues sepa Vd. madre que he sio una de las primeras en agilar p´acá, que aún se quedaba allí la tahonera y la criá del boticario, yo no quería llegar tan tarde, que contaba con estar más temprano aquí con la cosa de preparar los avios pa jacer la perrunillas mañana, pero es que por si o por no junté muchos pingos y no era cosas de dejar las cosas a medias….¿Aonde está Luisito que paice que no anda por aquí….? Luisito después del berre que ha tenío se ha queao dormio y lo he llevao a la cama. Es que le ha pasao algo a mi niño decía tía Isabel…..claro que le ha pasao, pero no te asuste que no ha sio na del otro mundo…jace ya rato que está durmiendo le di un poco de pan calao con leche y se ha queao dormio. Déjame que te ayue con el costal y te cuento…..

Tía Julia agarró de una punta del costal y de la otra tía Isabel y fueron sobarquinando hasta llegara a casa, ya sentadas dirigiéndose a su madre tía Isabel decía: Bueno madre me diga ya de una vez que le ha pasao a Luisito…… ya te je dicho que no tiene importancia, ha sio que se ha juntao con los muchachos mayores que él, y en un descuio mío…¡ná! Un momentino en que he io a tirar unas pelauras de patatas al guarro se ha io al resbalaero y de allí le ha traio la Angelita, esa muchacha que se junta con la Isabelita….. con la rodilla ezaleá, por lo visto se ha dao un guajarrazo, pero no ha sio gran cosa…lo que pasa es que como la sangre es tan aparatosa, el probe venía llorando como una magdalena, asina que se lo he lavao con un poco de agua oxigená y después le he dao con un betujerio que me ha dejao la Catalina y le he liao una venda…..pero no veas que llanto cogió, que me he visto y deseao pa poderle curar la jabarria, pero ya te digo ¡un momento que he faltao de casa…...!

Mientras tanto la Isabelita dió una vuelta por la plaza por ver si veía a sus amigas, se acercó por el resbaladero y vió que no estaban después se asomó al ayuntamiento y tampoco, al no verlas comprendió que estarían en el huerto, y hacia allí se dirigió, pero al llegar sólo vio que estaban jugando a los bolindres Manolito y Juanito y dos niños más, que no se paró a reconocer, subidos en la higuera, Juanito, al verla enseguida la dijo: No hay naide, ha venio don Lucas a llamar a toas las niñas pa que preparen la iglesia.



Isabelita no era eso lo que iba buscando, porque sabía que de entrar en la iglesia algún trabajillo la iba a tocar hacer, pero viendo que todavía no había venido la luz al pueblo decidió entrar, antes que irse tan pronto de recogida….

El suelo de la iglesia se veía por algunos sitios mojados, aunque hacía ya rato que habían terminado de fregarlo, todo se veía limpio y bonito, más que de costumbre, y eso era a consecuencia de que lo habían estado adornando ya que faltaba sólo un día para celebrar el día de Santiago y Santa Ana.

Isabelita entró, ya no había dudas de que a quienes quería ver estarían dentro, porque se oía la música del órgano y voces cantando. Ella también hacía días que venía asistiendo a los ensayos, ya que don Lucas les estaba enseñando todo el repertorio que tendrían que cantar en la misa del día 25.

Isabelita había asistidos todos los días a los ensayos, menos éste, ya que se había ido al venero con su madre, en ese momento no la apetecía sumarse al coro, por eso muy despacio se asomó para verles sin que ella pudiera ser vista, intentó mirar por donde estaba el púlpito, allí estuvo mirando un rato pero con el mismo sigilo que entró quiso hacer la salida,,,, y justo cuando giró para salir a la calle chocó con tía Mariquita, la cual llevaba un jarrón lleno de flores para adornar el altar de la Virgen y…..zassss el choque fue tremendo y el susto que se llevó Isabelita también, por eso se dejó salir un grito que se oyó en toda la iglesia ¡¡ay que susto….!! El florero con las flores fue a parar al suelo sonando un estruendo con lo cual el coro que estaba entonando una canción dejó de cantar y todos miraban extrañado de lo que había sucedido.

Don Lucas dejó de tocar el órgano y se acercó donde sucedió esto y dirigiéndose a la Isabelita la decía en tono de enfado: ¿se puede saber que ha pasado para no ver a tía Mariquita? Anda……anda, y únete al coro no vaya a ser que haya más problemas si te cortas con los cristales. Y así, de la manera más tonta, tuvo que hacer algo que unos momentos antes estaba dispuesta a evitar.

Cuando llegó la Isabelita a la puerta de su casa, estaba tío luís quitando los aperos de la burra, ya que terminaba de llegar de los llanos habiendo traído unos costales de trigo que había vaciado en los atrojes del doblao….Isabelita al ver que no estaba tía Isabel allí preguntó: ¿Dónde está la mama? ¿La mama? Contestó tío Luís, La mama va la carretera p´adelante refunfuñando ya que quería mandarte a por la esencia anca tía boticaria pa jacer las perrunilla y de que no portabas ha tenío que ir ella a comprarla.

Oyendo la Isabelita la respuesta de su padre, echó a correr en busca de su madre haciendo caso omiso de lo que su padre la decía…..¡¡muchacha, no vayas en su cata que tiene que estar al llegar….!! Y así fue, antes de que llegara a la altura de la casa de las señoritas de la casa grande ya venía tía Isabel por la acera de la casa del médico con sus frasquetes lleno de esencia de limón y bicarbonato para hacer las perrunillas al día siguiente.

CAPÍTULO-XVIII



Ya era la víspera de Santiago, en la casa de la Isabelita ya se había hecho la comida de medio día, tío Luís fue terminar de comer e irse a echar la siesta…Pero en la cocina ya estaba todo lo necesario para empezar hacer las perrunillas, en la mesa estaba la manteca que les había traído el hermano de tío Luís ya que se la habían pedido. Tía Isabel seguía en sus trece de no querer ningún trato con su cuñada Anita. El enfado venía desde la muerte de su suegra, ya que las dos discutieron cuando tuvieron que hacer las particiones de la herencia.

Y es que una semana después de la muerte de tía Petra, la madre de tío Luís, se juntaron en la casa de la difunta, las dos cuñadas, con la sola intención de repartir la ropa que había dejado en la casa.

Pero siendo sabedora tía Isabel de que su suegra tenía un mantón de Manila, el cual no aparecía por ningún sitio, se dirigió a su cuñada para ver su respuesta, respuesta que las llevó a una disputa y un enfado que aún no había olvidado, ya que la respuesta que dio tía Anita era que su suegra antes de morirse se lo había dado, cosa que tía Isabel no se lo llegó a creer porque en más de una ocasión la difunta había dicho que su mantón de Manila sería para la única nieta que tenía, que era la isabelita.

Aquel día se oyeron voces por todo el barrio, voces que llamaron la atención de las vecinas que viendo los insultos y cómo llegaban a las manos, tuvieron que intervenir para que la pelea no llegara a mayores. Desde entonces las dos se guardaban las distancias y no habían vuelto a dirigirse la palabra

La Isabelita, mientras siesta, casi todos los días se iba a casa de su amiga Rosi, las dos se entretenían jugando a las muñecas. Ella, después de comer, procuraba barrer la cocina para que su madre no la regañara y la prohibiera irse, así un día y otro después de hacer la limpieza, cogía una caja de zapatos en donde tenía su muñeca de trapo con unos vestidos que ella misma había confeccionado, y bajo un sol aplastante y un silencio sepulcral, cosa muy normal a estas horas ya que todo el mundo estaba en siesta, emprendía dirección a la carretera





Pero hoy la Isabelita había renunciado a su juego de muñecas y se había quedado en casa para estar presente mientras su madre hacía las perrunillas.

El baño de barro ya tenía dentro los huevos batidos con la manteca junto con el azúcar el bicarbonato y la esencia. Tía Isabel de rodillas en el suelo hacía que todo se mezclara bien, no muy lejos estaba la Isabelita sin perder detalle y con ganas de colaborar, sentada en una silla baja con un azafate lleno de harina que aguantaba sobre las piernas, ella iba agregando poco a poco la harina para hacer la masa….. Isabelita, hija, ¡¡Mira como te estás poniendo de preá con la jarina…!! Coge un mandil y póntelo que si no pronto hay que volver al Venero…..Vale, mama....pero ¿cuándo podemos empezar a jacer las perrunillas? Decía la Isabelita , Ya mu pronto que esto ya paice que se ha tragao mucha jarina….sólo la faltó oír eso y coger un pellizco de la masa para comérsela….¡¡muchacha…..!! No te comas asina la masa que te va a entrar dolor de barriga….

Ya estaba el suelo de la cocina lleno de latas con las perrunillas dispuesta para ser metidas en el horno, las había de diferente formas, pero a la Isabelita las que más la habían gustado hacer eran las redonda ya que decía que eran más fáciles de hacer.

Cuando llegaron a la tahona con todo el cargamento se encontraron también allí a tía Catalina que estaba cubriendo con un paño el baño lleno de magdalenas y a la Angelita metiendo manos y comiéndose una, ¿ya os vais? -Les dijo tía Isabel dirigiéndose a tía Catalina- si, no ves que llevamos toa la siesta aquí…. Ha sio terminar de comer y agilar p´acá por la cosa de aprovechar ese rato que estaría esto más tranquilo, con decirte que ni siquiera he fregao la loza….. pero he jecho bien que hemos estao mu tranquila, sólo la María de los Canchos blanco y yo, y como ves, ya hay tres delante de ti….dos hora no hay quien te las quite.

Mientras tía Isabel y tía Catalina estaban de cháchara, la Angelita al oído la contaba algo a la Isabelita que según iba escuchando la cambiaba la cara, y al instante dirigiéndose a su madre la dijo: Mama me voy con la Angelita a la plaza, ¡¡pero bueno…!! Esas son las ayuas que yo he traio …..¿Que me quieres dejar aquí sola con el muerto…? la decía Tía Isabel. Cuéntame que te ha jecho cambiar de idea, porque estás toa la mañana diciéndome que te dejara hacer las perrunilla, y ahora vienes con que te quieres ir. Es un ratino na más, mama que quiero ir a ver las norias que han venio pa Santiago. Toda extrañada y sin saber que quería decir miró a tía Catalina para ver que la aclaraba….. Sí mujer…algo ha llegao a la plaza este medio día, que lo ha venio contando la Amparo.

¡¡Uyy!! Pues vaya novedad, porque en los años que yo tengo nunca ha venio cacharro ninguno….. ¡¡Bueno está!! Anda y agilar, pero antes ayuar a llevar las magdalenas, y aquí os quiero ver dentro de un par de horas pa luego ayuarme a mi. O si no, mejor será que vayas anca tú abuela y la digas que de que pase un rato se venga p´acá que de vosotras no me fío ni un pelo.

Ni que hubieran echado un pregón para dar la noticia de la llegada de una atracción para la fiestas se habría juntado tanto personal alrededor de la camioneta que transportaba los trastos, pocos niños faltaban allí a visorear como se montaba, y las que tampoco faltaban al escuseteo eran la Tomasa y su vecina Catalina que con sus brazos en jarra recostadas en la esquina de la posada no perdían detalle.



Al rato de estar en la plaza llegó la Rosi con intención de irse a jugar al huerto, pero ante la novedad, las casitas la pospusieron para otro día, ésta tarde tocaba ver como de tantos cacharros podía salir una noria, los niños más atrevidos hasta ayudaban al dueño que siendo solo él para tal trabajo, no le venía mal.

La noche se iba acercando y era cosa de volver a casa, aunque aún faltaba mucho para ver girar la noria, la Isabelita en compañía de la Rosi y Martín se fueron hacia el Altozanillo.

Nada más cruzar la Isabelita el umbral de la puerta no pudo evitar decir ¡¡que bien huele a perrunillas….!!




CAPÍTULO-XIX

Ya había llegado el día de Santiago, en la casa de la Isabelita ya se había notado que era la fiesta más importante de Abertura, esta mañana había sustituido tía Isabel en el desayuno las pringás por las perrunillas, ese dulce que tanto les gustaba a todos.

Ahora estaba tía Isabel peinando a la Isabelita en el zaguán; en una silla estaba la palangana con agua, en ella tía Isabel iba mojando el peine e intentaba peinar las trenzas de la Isabelita …..¡muchacha! Deja ya de moverte que paice que tengas el baile san vito…… mama es que me estás dando muchos tirones….!! ¿muchos tirones dices? Pues anda que no lo estoy jaciendo con cuidao ni na ….lo que pasa es que tienes los pelos bien enreaos, y eso que te lavé la cabeza la semana pasá….pero como sigas asina me paice que te van a quear las trenzas bien torcías…..

Cuchas….? oyes lo mismo que yo? Sí, tocan las campanas… Sí, tocan las campanas, pero ya la segunda vez …... y entovia me falta vestir a tu hermano y enguaparme yo, que con tu padre pa esto de ir a misa no cuento con él, ahora que ya verás como pa ir ancal chico está bien diligente…..

..Anda hija mía mientras yo voy preparando a Luisito ponte tú los zapatos que si nó, se nos va a echar la hora encima y vamos a llegar empezá la misa.

La Isabelita toda contenta, ya con los calcetines blancos puestos , fue a la mesilla de noche donde su madre tenía los zapatos de la primera comunión para ponérselos, pero al cogerlos no pudo dejar de ver que tenían unos protectores que había mandado poner tía Isabel al zapatero con el propósito de que la suela de los zapatos pudieran durar más. Pero esto fue algo que a la Isabelita no la gustó y no tardó en protestar diciendo: mama ¿Por qué me has puesto estos yerros en los zapatos? ¿¡Por qué va a ser….!? respondía tía Isabel, porque es la única manera de que lleguen los zapatos un poco decentes pa cuando tengas que tirar las flores el año que viene, mira si quean días que pisar con ellos hasta que llegue el corpus…… Pues que sepa Vd. que ahora se van a reír de mi…..¿reír….? ¿Por qué se van a tener que reír de ti porque te hayan puesto eso en los zapatos? Por que si….. cuando la Rosi lleva puesto unos zapatos que también los lleva, nos reímos de ella, porque cuando anda jace mucho ruio la decimos que paice un caballo……Anda, anda….. que estáis llenas de puñetas……

Iba ya tía Isabel la calle del molino en dirección a la iglesia, con el velo puesto, agarrada de la mano de Luisito, no muy lejos, la Isabelita iba, muy guapa con el vestido que estrenaba para ese día, dando pequeños saltos, incapaz de andar con un paso normal… Antes de salir de casa ya había tocado el esquilón anunciando que iba a empezar la misa, por eso los tres procuraban ir con paso ligero.

Cuando llegaron a la iglesia aún había un grupo de hombres rezagados en al puerta sin querer entrar, tía Isabel al ver a Daniel el novio de la Mari , que era uno de ellos, se dirigió a él y le dijo: Amos hombre que os vais a quear sin sitio…..!! Ahora cuando acabe el cigarro entro la contestó, pero Tía Isabel sabiendo que lo más probable era que se pasaran allí todo el tiempo les dijo: Me paice a mi que a vosotros os jacen figura los santos….

Una vez dentro de la iglesia la Isabelita se fue dirección hacia delante a el sitio que estaba destinado a las niñas, Luisito aún era pequeño para irse solo con los niños por eso tía Isabel se lo llevó con ella al lugar de las mujeres.

La Isabelita encontró sitio al lado de su amiga Angelita y justo cuando se iba a sentar en el banco, empezaron a salir los monaguillos seguidos de Don Lucas y dos curas más, ya que al ser una misa de fiesta sería una misa concelebrada……. Las cantoras que estaban en el coro empezaron a cantar….todo se veía muy solemne y muy bonito.

Cuando la misa se terminó la Isabelita y la Angelita se fueron a juntar con la Rosi que estaba unos banco más atrás, ¡¡que guapa estás Rosi ¡ la decían ya que se había quitado el luto y había estrenado vestido. Ya veis…. ¡Tenía ya más ganas de quitarme el negro….vosotras también lleváis unos vestidos muy bonitos.

Una vez que salieron de la iglesia se fueron dirección a la plaza para ver si ya estaba la noria montada.

Claro que ya estaba montada, la noria y también una caseta de tiros, y aunque nadie tiraba tiros estaba toda llena alrededor con niños mirando……En ella había colocado cantidad de palillos sosteniendo un cigarro, que si se querían conseguir se tenía que acertar con el tiro con la escopeta y romper el palillo y caer el cigarro, si se quería conseguir un puro la cosa debía de ser más complicada ya que lo aguantaba dos palillos, y de ser un paquete de ideales ya había que acertar a los tres palillos que aguantaba el paquete de tabaco…….Lo que debía ser más sencillo era conseguir unas bolas que estaban colocadas para ser el blanco, y eran de varios colores.



La mañana del día de Santiago ya había pasado de una manera tranquila, la Isabelita después de estar con sus amigas un rato en la plaza viendo las cosas que habían venido a la fiesta se fue a casa de su abuela Julia para ver si la convidaba y juntaba algunas perras…… perras que estaba ahora a las siete de la tarde contando para poder montar en la noria….. Ella llevaba ya rato a la cola esperando turno para que la tocara subir, mientras tanto observaba al dueño de la noria como el mismo con sus manos iba pasando cesta a cesta para que cogiera velocidad….los gritos y exclamaciones eran continuos de los que estaban subidos, eso la hacía sentir más larga la espera….

Al fin la Isabelita junta con la Rosi se subió en la última cesta que hacía que toda la noria estuviera completa y en un par de impulsos que hizo el hombre de la noria, se vieron arriba. Pero por una fatalidad de la vida llegó un conocido del hombre que hacía que la noria girara, y se puso de conversación con él, y el tiempo pasaba y aquello no se movía, tanto que cuando emprendió de nuevo la noria a girar el buen hombre fue bajando a todos los que estaban subidos, con lo cual no llegaron a saber qué se sentía dando vueltas subidos en una noria.

Cuando les tocó bajar la Isabelita y la Rosi se miraron sin saber que hacer…. si reír o llorar, al hombre no se atrevieron a decirle nada pero entre ellas los calificativos que le dirigían no eran nada halagadores…..Aunque visto lo visto ya sólo les quedaba ir a comprar unos confites ya que estaba allí tía Juana Hellín, y endulzarse un poco la boca….También estaba el tío Turronero de Miajadas con grandes pedruscos de turrón duro y garrapiñas, pero el presupuesto que tenían no llegaba para poder comprar algo de allí.

Mientras estaban sentadas en el umbral del ayuntamiento repartiéndose los confites que habían echado sobre la falda del vestido, ya que eran de varios colores y querían escogerlos, decidiendo que color les tocaba a cada una, llegó la Angelita toda eufórica haciéndolas saber que había visto entrar en el salón de tío Gordo a la animadora, y que estaba toda la calle llena de gente….




CAPÍTULO XX
Después de oír lo que la Angelita les acababa de decir, La Isabelita y la Rosi metieron los confites en los bolsillos y emprendieron a toda carrera para ver qué pasaba por el salón de tío Gordute, querían llegar a tiempo de conseguir ver a esa animadora que los carteles anunciaban su actuación para este día. Pero cuando consiguieron llegar a la puerta, lo único que había era un gran montón de gente intentando dar la entrada para pasar a coger sitio para ver la función.

Allí estaba tío Fidel, sin tía Agustina, estaba claro que ninguno de los dos había dado su brazo a torcer, él vendió la cuartilla de habas al Pascual para conseguir el dinero para la función, y tía Agustina siguió en sus treces de no darle ni un real para que viera esas tías guarrindongas, también estaba a la espera de entrar el marido de la tahonera, que por mucho que en el venero decía su mujer que su marido con ella tenía bastante allí estaba en el tumulto, eso sí, con tía tahonera al lado, también estaba la Mari con el Daniel y mucha más gente….

Quien no estaba muy lejos del jolgorio, allá en el portal de los componeores, era la Tomasa y la Catalina que no perdían detalle de lo que allí pasaba....¿Te das cuenta Catalina que está queriendo entrar a la función la Consuelo con el novio....? ¡¿no me digas ...?! pero si esa es la que más manda de las Hijas de María? Si, si, mucho Hijas de maría pero ahí la tienes...¡¡que poca vergüenza...!! Vaya una sabanita santa.... Vivir para ver Tomasa...Ahora una cosa te digo: Depués de ver a tos los que hemos visto entrar, ¿ no te paice que hacemos el ridiculo queandonos aquí sin saber que se cuece en esa función....? Pues tienes razón Catalina, vamos a entrar y que salga el sol por aonde quiera....



Las dos puertas que daban al salón estaban llenas de niños que se disputaban los agujeros que a través de ellos podían ver algo de lo que pasaba dentro.

Las tres, intentaron sumarse a los que visoreaban a través de los agujeros de las puertas pero viendo que no podían acceder a nada porque todo estaba ocupado se fueron a ver al tío de los barquillos que estaba rodeado de mirones viendo el resultado de las tiradas de los que compraban, allí estaba Martín gastándose los cuartos tirando a la ruleta, que después de pararse y ver lo que marcaba dijo: ¿sólo dos me han salio…? ¡¡Pues vaya mierda!! Yo creo que esto tiene trampa, decía Juanito, porque llevo aquí un buen rato y siempre sale uno o dos como mucho… Dame un cachino de barquillo le decía la Isabelita a Martín después de que le dieran los dos que había sacado, toma uno entero pa las tres, les dijo. Las niñas se miraron entre ellas todas sorprendidas ante tal generosidad de Martín, por eso la Rosi toda risueña se acercó a la oreja de la Isabelita y muy bajito la dice: Yo creo que le gustas a Martín y por eso te lo ha dao…..¡¡Que tonta eres!! ¿No ves que es mi vecino…? La contestó, Si, si, tu vecino jajjaj.

Se notaba que Abertura estaba en fiestas, La plaza estaba más alegre que otros días ya que se podía oír hasta donde estaban ellas, las canciones que venían desde el bar del Chico…… Ahora se oía a Antonio Molina con su Fuente del avellano…. También se sumaba a la fiesta el olor a churros que salía del parador de tía Luisa. Tampoco faltaba a la cita el carrillo de los helados con esos helados de limón que se conseguían a fuerza de dar vueltas y vueltas a la heladera alrededor de hielo con sal, quien podía conseguir uno de estos helados disfrutaba de cosa rica…..

Estaban las tres sentadas en el umbral de la puerta del barbero cuando vieron como se despejaba un poco la puerta por donde miraban los que querían ver lo que pasaba en el salón, así que sin perder tiempo, salieron como un rayo dispuestas a ocupar el sitio vacío y visorear lo que podían, y era intentar, porque la ranura que tenía la puerta estaba más arriba de lo que ellas podían llegar…. Así que una vez una y otra vez otra, se cogían de un pie pudiendo a duras penas conseguir mantenerse un rato en alto a la pata coja……¿ves algo? Decían las que aguantaban a la que estaba arriba, y así pasaron algún tiempo hasta que se cansaron y se fueron a la plaza.

El día de Santiago ya se pasó, eran las diez de la mañana y tía Isabel no salía de su asombro cuando vio a tío Luis como sacaba los aparejos de la burra para ir a Santa Ana. ¿No me digas que vas a ir a la misa de Santa Ana….? ¿Qué has dicho Isabel…? ¡¡Que voy haber dicho!! que a soñar que me hubiera jechao hubiera soñao que ibas a ir hoy a Santa Ana, Ahora has estao más acertá Isabel, porque, que vaya al jolgorio no quiere decir que me meta en la ermita…Bueno , bueno… ya es algo porque asina puedes llevarte a la Isabelita y a Luisito que yo me iré andando con la Ramona que tiene promesa por estar buena de lo del brazo, Pues vaya una promesa tan chica….¡¡vaya por dios…!! Tú siempre criticando a la pobre de la Ramona…. No creas que es tan chica le decía tía Isabel, que la ia es más llevaera pero la vuelta jace muchísimo calor y los caminos están mu mal.

Tía Isabel no terminaba de creerse lo que veía, tío Luis seguía sacando los japeros de la burra para ponerla a punto para el viaje…Espera Luís…¿ no irás a ir asina encima de la albarda? Porque yo creo que tendría que poner la manta de cuadro, esa del ajuar de tú madre…¿ A qué esperas mujer…? Tráemela, que hoy estoy por complacer a to el mundo…..

Una vez que estaba la burra más engalanada que de costumbre, se montó tío Luis en la burra con la Isabelita detrás y Luisito adelante. ¿Por dónde vas a tirar? Le decía Tía Isabel a su marido, Por la calle del pozo de tío Ángel que está más llana, pero ahora me voy a la plaza pa ver como está de animá….. la contestaba tío Luis…. Pues agila que nosotras nos vamos por las traseras que pa ir andando paice que vamos un poco retrasá.

Iban los tres muy contentos la carretera adelante cuando oyeron como les llamaba tía Isabel…¡¡Luisss…!! Al oír como le llamaban tiró del cabresto diciendo: ¡¡sooo buuurra…!! Y mirando para atrás vio como corría tía Isabel con un pañuelo en la mano. ¡¡espera un poquino, hombre…!! ¿y ahora que se te ofrece? que voy a poner este pañuelo a la Isabelita, que aluego calienta mucho el sol y asina se tapa la cabeza…

Cuando llegaron a la plaza ya estaba llena de caballos engalanados con aperos bonitos, mantas de flecos y madroños y cabezadas bonitas y vistosas, Los caballos los montaban los mozos y mozas, todos contentos como la ocasión requería, dispuestos a coger el camino hacia la ermita de Santa Ana. Al rato de llegar a la plaza apareció tío cansino con su carro todo lleno de gente, también dispuesto a emprender el camino, ahí fue cuando al ver la Isabelita a la Rosi y la Angelita subidas en el carro pidió a tío Luís que la dejara irse con ella, Y cómo no, allá que fue toda contenta para unirse con sus amigas.

Tío Luís aprovechó y se fue detrás del carro, ya sólo con Luisito, que no dejaba de cantar todo el camino:

Santa Ana bendita

Tiene un perrito

Que ni come ni bebe

Y está gordito.



Al rato ya estaba toda la explanada de la ermita llena de todos los congregados dispuestos a oír misa.....El retorno fue igual de bonito y alegre, todos contentos de haber ido a ver a la patrona de Abertura en su festividad.



Ya eran las ocho de la tarde, la plaza estaba igual de animada que el día anterior, la noria seguía dando vueltas, la caseta de tiros estaba llena de mirones contemplando a los que tiraban con las escopetas, de la calle del Chico seguía saliendo la voz de Antonio Molina, Ahora era La hija de Juan Simón la canción que salía del disco, Tía Juana continuaba con su cesta llena de golosinas en la esquina de la posada, el olor a churros también volvía a llenar el ambiente, del salón de tío Gordute salía la música que amenizaba el baile, el salón estaba lleno, unos bailando y otros que sentados alrededor veían como transcurría la velada…. así de esta manera Abertura despedía sus dos días de fiestas patronales.



CAPITULO-XXI

Ya las fiestas de Santiago y Santa Ana habían quedado lejos, hacía varios días que Abertura había vuelto a la normalidad, los hombres seguían pasando la mayor parte del tiempo en sus quehaceres de la era allá en los Llanos, pero tío Luís al ser de los que tenía poco pegujal estaba bastante adelantado en todo, se podía decir que ya lo tenía todo hecho, sólo le faltaba ventear dos parvas, una de trigo y otra de cebada, y para eso estaba esperando a que se levantara un poco de aire para poderlo hacer.

Aquella tarde, en vista que era un día más, de mucha calma, estaba cribando unos garbanzos que los tenía allí a la espera de ser limpiados… Y fue entonces que estando tan embelesado en los movimientos de la criba, no vio como estaba su cuñado Ángel bebiendo agua del barril que tenía él metido entre la paja de un montón, al verle dijo: joer cuñao paice que tenemos mucha sed!! ¡¡Mucha Luís…!! Sed y jambre que esta tarde con las prisas me he queao las alforjas en casa y ni merendilla ni ná de ná……¡¡vaya por dios….!! Pues aquí tengo yo lo que he traío, cuando quieras dejo los garbanzos y metemos mano a la fiambrera, aunque a lo mejor se da cuenta la Juana y viene a traértela….. ¿La Juana? Me paice que eso no va a ser posible, que aonde me las he dejao ella no lo va a ver, porque las he soltao dentro del pesebre de las bestias y allí no están a la vista, además… ¡¡que dices….!! Si la Juana toas las tarde se va anca la Pepa a oír por la radio la novela de Ama rosa……. creo que se juntan allí, ¡¡ dios sabe cuantas….!! Y se pasan allí más de una hora na más que pendiente de la radio….. Te digo yo que tiene que gustarla mucho porque hasta se levanta temprano de la siesta na más que por oír la novela, y eso que se ve que se jartan de llorar…

Ya m´enterao que la Pepa con eso de que el hijo hizo la mili en Canarias la trujo una radio...¡¡qué más quiere..!! estará bien entretenía con la gente que la llena la casa con la olina del novelereo, ¿tú crees…? no sabemos….. lo mesmo está jarta de tó y se tiene que aguantar, si no quiere cerrarles la puerta….. Pues sabes una cosa Ángel, que una radio será lo primero que yo compre cuando ajorre unas perras…¿también quieres tú oír las novelas Luís…? No jodas cuñao, esas cosas paice más cosa de las mujeres, yo la quiero porque man dicho que se oye por las noches la Pirenaica y quiero saber qué dicen…..Desde luego Luís, tú siempre pensando en los comunistas, veremos a ver si como sigas asina algún día no te llevas un susto….

Bueno, y a to esto….. ¿qué es lo que te trae por aquí, no habrás venío sólo a beber agua? Pues la verdad que no, que vengo a algo más interesante, ni te lo pues imaginar, joer…, que misterioso estás… pues cuando quieras empiezas pa que me entere.




Pues más que na, vengo a decirte que m´enterao que buscan a gente pa que vayan a
segar a las castillas y he pensao en ti ya que veo que ya te quea poco p´acabar y allí se ve que pagan buenos cuartos….¿a las Castillas dices…? ¿y tú cómo t´as enterao …? Da igual como me jaya enterao la noticia es esa……..no sé por qué esperas que puea acabar, le decía tío Luís, ya que como no se levante un poco de aire mal lo voy a tener; que poca vista de futuro tienes Luís…..lo mesmo te tiene cuenta arrendar la máquina de tío Paco, la ventaora ,y asina en un par de días lo acabas to, guardas la paja y te puedes ir tranquilo, joer m´as puesto nervioso decirme eso asina de sopetón, se lo diré a la Isabel a ver qué la paice, que esta mujer eso de quearse sola no la gusta ni un pelo.

Mientras tanto la Isabelita, junto con la Rosi y la Angelita, jugaban detrás de su mostrador allá en el huerto vendiendo sus productos a quienes se acercaban a comprarles; estaban las tres en plena faena, cuando sonó el esquilón avisando que habría confesiones ya que al día siguiente era primer viernes de mes y había que comulgar…..

La Angelita echó mano a su bolsillo y sacó el velo para ponérselo antes de entrar a la iglesia, La Isabelita hizo lo mismo pero vio que no lo llevaba, se acordó que no lo había cogido por lo cual no le quedaba otra que acercarse a casa a por él.

Como la Rosi a consecuencia del luto no había hecho la primera comunión, ella no tenía que confesar por eso la Isabelita dirigiéndose a ella le dijo: Ven conmigo a por el velo a mi casa que no quiero ir sola….

Cuando iban las dos por la calle del molino en dirección a su casa vieron como venía un Choto corriendo en dirección hacia ellas, las dos asustadas no sabían hacia donde tirar así que emprendieron a correr marcha atrás y se metieron en la iglesia muy asustadas, encontrándose de frente con la Mari que salía de la iglesia, que al verlas en ese estado les dijo: ¿Qué os ha pasado que parece que os persigue un toro? ¡Ay Marí…. que susto nos hemos llevao!! Venía corriendo y lo hemos visto de frente y hemos echao a correr y venimos que se nos sale el corazón, ven, pon la mano aquí y verás….. Fue entonces cuando la Mari con una mano en cada pecho de las niñas les decía: uhhhhhhhh!! si que van rápido los corazones, capaz de que se hubieran salido por la boca jajjajajj no te rías que hemos pasao mucho miedo la decían.

La isabelita viendo que la Mari salía de la iglesia aprovechó y la dijo: déjame tu velo que no quiero ir ahora a casa no vaya a ser que vengan más toros y nos pase lo mismo, después te lo llevo a tu casa….



Así fue como evitaron que pudiera pasar lo mismo y poniéndose el velo se sentó en los bancos en espera de que llegara su turno. Al lado estaba la Mercedes que al verla no tardó en decirla: Mira para atrás ……La Isabelita miró y vio como había varias niñas haciendo un vía crucis…. ¿qué pasa? Pasa, que, todas las que confiesan que estuvieron mirando a la animadora el día de Santiago don Lucas pone de penitencia un vía crucis, y dirigiéndose a la Mercedes la dijo: ¿y tú la vistes? Yo no, la contestó la Mercedes, pues vaya rollo ….para lo que yo vi, que no me aguantaba na de rato arriba y encima por saltar perdí alguno de los confites que tenía en los bolsillos…. pues si me manda jacer un vía crucis yo no se como se jace, ¿me enseñarás Tú…? ¡¡si hombre…!! La decía la Mercedes déjame de hacer vía crucis que eso es mu largo….

La Mercedes se confesó y esperó a que terminara la Isabelita, cuando esta llegó a donde ella estaba la dijo: has tenío suerte…..¿por qué? La preguntó, ¿ por qué….? ¡¡ no que me ha mandao a mi también lo del vía crucis….!! oyendo esto la isabelita no pudo por menos que echarse a reír, jajjajjajja y ahora por qué te ríes la decía la Mercedes…..Porque a mi me ha dicho que rece cinco padre nuestro, de que le he contao que yo no sabía jacerlo……jajjajja asina que ahora lo jaces tú sola….desde luego que fresca eres…..¿fresca…? Pues jago lo mismo que tú ibas jacer, asina que ahora te aguantas.

Tío Luís aprovechó la hora de la cena para contar a tía Isabel lo que le había dicho su cuñado de la oferta para ir a segar a Castilla…. la Isabelita estaba atenta pero no entendía por qué su padre la decía a su madre que no iría mal que el se fuera un par de semanas, por que hasta que tuviera que empezar a preparar las tierras para la próxima siembra faltaba mucho y el año no había sido todo lo bueno que él esperaba……

Así fue como la Isabelita terminó el día.


CAPITULO XXII

Desde que tío Luís dijera a su mujer las intenciones que tenía de ir a segar a tierras de Castilla, habían pasado dos semanas, tiempo suficiente para que estuviera todo el pegujal almacenado en los atrojes del doblao, hacía pocos días que tío Luís había estado con su pañuelo en la boca para evitar el polvo, metiendo a través de la burdiera la paja en el pajar, y con esto ya podía dar por terminada la recolección de ese año.
Era muy temprano, apenas si habían salido los primeros rayos del sol, pero, aún así, estaba tío Luis echando un vistazo a los achiperres que tenía que llevarse en su próxima marcha. Entre sus manos tenía el dedíl que había estado usando en la siega, y con una lezna le hacía agujeros para poderlo coser ya que no había quedado muy bien después de haberse usado en toda la temporada. Ya tenía el hocino preparado, estaba todo envuelto en un trozo de paño para que no fuera peligroso en el traslado.

Tía Isabel no dejaba de darle vuelta a la cabeza a la decisión que había tomado su marido, ella sabía la necesidades de su casa pero no dejaba de decirle que no era el primer año desde que estaban juntos en que la cosecha no había sido buena.... Todo se la volvía decir que algo le saldría para poder salir adelante, e incluso le comentó que ella volvería a ser la lavandera de la gente rica, que ya lo hizo tiempo atrás, que lo dejó al nacer Luisito, pero que ya no necesitaba tantos cuidados y lo que hiciera falta lo podría hacer su madre….

Al ver tía Isabel como tío Luís estaba en la tiná preparando los achiperres de la labor se acercó a tío Luís y le dijo: Por lo que veo no desistes en querer irte a lo de la siega Luís…

Por qué había de desistir mujer, si son cuatro días y cuando menos miremos se pasan, y bien que vendrán las perras, que a fin de cuentas ese tiempo aquí hay poco, o ná, que jacer.

Poco tiempo será, pero a mi , bien largo se me va a jacer…. Bien deberías saber lo mal que llevo eso de quearme sola con los niños…. ya mesmo me veo pasando las noches en blanco.

¡¡Mujer, tampoco es pa tanto…!! Que no me voy a la guerra, a demás , por si, o por nó, nos hemos juntao una cuadrilla de ocho por lo menos…

Ya lo sé, eso es lo que me jace estar más tranquila, que anoche en el freco me enteré como decía el Daniel de la mari que también va a ir,…. a esos le vendrá bien, ya que en septiembre se casan y las perran vuelan en estos casos.

Pues ya sabes, a nosotros también nos vendrán mu bien, asina que agila p´al doblao y trae la maleta que habrá que irla preparando.




Mientras tanto La Isabelita se había levantado, allí estaba sentada en una silla todavía medio adormilada, a la espera de que su madre la peinara las trenzas, la cual al verla tan temprano la dijo:

Muy temprano te has levantao hija. ¿ no te habrá visto Luisito…? porque como se haya enterado pronto lo tenemos aquí dando guerra….Ven que te peine que hoy vamos a comer churros que ayer pusieron tres huevos las gallinas y vamos a darnos ese gusto.

Entonces Isabelita alegrándose de que esa mañana comerían churros dijo:

¡¡Que bien mama!! Con lo ricos que están los churros, ¿Y por qué cuando voy a por churro tengo que pagar con huevos en vez de con perras…?

Pues muy sencillo hija, (la decía tía Isabel) porque de no ser asína no los comeríamos ya que las perras las quiero para otras cosas que jacen más falta…



Yendo ya por la plaza la llegó a la Isabelita el olor a churros que hizo que cogiera carrendilla para así llegar antes, pero justo cuando giró para entrar vio como venía también la Angelita a por churros, y al verla la dijo:

Que bien....!! nos hemos juntao las dos aquí, porque si llego a estar sola me hubiera aburrio hasta que me despacharan,

Claro que si, mucho mejor....!!, porque sabes que te digo( la decía la Angelita) yo que vengo tos lo días la gente vieja son unas fresca empiezan a colarse, y no llevan cuenta con que tu has llegao antes, ahora que a mi me da lo mismo, contra más tarde llegue a casa mejor asina mi hermana ha barrio la calle porque si nó me toca barrerla a mi..jajajjaj

Las dos amigas seguían su conversación sentadas en el banco a la espera de que les tocara, aunque no tardaron mucho en ser levantadas de su asiento, ya que llegó tía Tomasa que al verlas sentadas las dijo:

Anda prenda….!! Dejadme el banco que me siente, porque vengo cansuta… Y es que he estao a por jigos y estoy que no pueo con mi alma…..

Si, si… dejarla, que con el culo que tiene necesita to el banco pa ella….

¿Y cómo es que vienes a por churros? La decía su vecina Catalina que estaba ya siendo despachada, con lo ricas que están las sopas de tomate con los jigos…..

Desde Luego hay que contarlo to, Pues no he jecho las sopas porque no he querio y pa que lo sepáis, las sopitas caerán esta medio día que tengo buen habio de pan duro y a más…..¡¡ ¿a vosotras que os importa si yo quiero sopas o nó?!!, Pues pa que sepáis… Vengo a por churros por dar ganancia a la churrera que to lo queréis saber, jajjajj

Así entre dichos y chascarrillos pasaban el rato, mientras que tía churrera estaba al tanto haciendo una y otra roanga de churro.

Aquella tarde fue una más del verano en las que las tres amigas decidieron pasar la tarde en la era, querían acompañar a la Angelita que tenía que llevar la merendilla a su padre…… ya no había parvas en la era para trillar pero aún estaban casi todos los llanos llenos de montones trillados en espera de buenos vientos para poder ser separada la paja del grano.

Cuando las tres amigas pasaron a la altura de la huerta no pudieron evitar de atravesar la calle por las pasadera, aunque era obvio que estaba la calle sin gota de agua.

Un poco más adelante se encontraron con Martín y Juanito que estaban subidos en la pared de la huerta cogiendo unos gajos de uva que eran del boticario, al ver la Rosi lo que hacían le dijo:

Anda....¡¡ estáis robando Uvas!!

Chivata, que eres una chivata, la contestó Juanito todo cabreado.

Pero el cabreo lo tenían en las casas de los dos, ya que alguien les tuvo que ver como cogían las uvas y fueron con el cuento al dueño.

Eso hizo que al llegar a casa tanto tía Josefa como la madre de Juanito les esperaran muy enfadadas porque el aguacil les había puesto en conocimiento de lo que habían hecho sus hijo, y haciéndoles saber que habían cometido un delito les puso una multa de un duro.

No era de extrañar que en casa les esperaran con una regañina ya que en ninguna de las dos casas iban muy sobrados como para deshacerse de cinco pesetas….. pero aún así, allí estaban los dos al día siguiente con su dinero dispuestos a pagar su sanción.

Les recibió la boticaria que muy amablemente les dijo que por qué habían cogido sus uvas si sabían que eso estaba mal, el quitar lo que no es de uno.

Sin faltar a la verdad Juanito la contestó que habían cogido las uvas porque tenían hambre que no habían comido merendilla y al verlas no pudieron evitar la tentación.

Ella al conocer los motivos, se compadeció de ellos y no sólo les perdonó la multa si no que se les llevó a la cocina y les dio de comer.






CAPÍTULO-XXIII



Desde que Martín y Juanito se comieron la buena merendilla que la boticaria les dio el día que fueron a pagar la multa por el robo de las uvas,había pasado una semana, y aunque ellos continuaban pasando al rente de la pared casi cada día cuando iban a la era,  era inevitable que las miradas se les fueran hacía los racimos que colgaban sobresaliendo por fuera de la pared, pero después de la experiencia que sufrieron, sólo los miraban de reojo y continuaban caminando hacia los llanos a pasar la tarde en busca de los langostos para alimentar al mical del güevero.
También había pasado una semana desde que tío Luis había estado preparando los achiperres que necesitaría usar en la siega en tierras castellanas, achiperres que iban ya de camino para ser usados, y es que eran las cinco y media de la mañana cuando caminaban los ocho segadores trasponiendo el cerrillo d´el campo dispuestos a llegar al cruce para poder coger la madrileña que pasaba a las siete y les llevaría hasta Madrid, una vez allí, habían quedado con el hermano de Daniel, que estaba haciendo la mili para que les indilgaría que transporte tenían que coger hasta llegar a Sigüenza que era donde tenían el trabajo.
Iban los ocho china chano, sin apenas hablar, con el sombrero de paja y la manta al hombro y la maleta de la mano, sólo se oían los zancajos que daban al andar y los pájaros que trinaban anunciando que llegaba el día, el sol aún no se le veía en el cielo, pero ya raceaba por la parte de Zorita la claridad que anunciaba su salida…. El silencio se rompió al contar el Manolo que iba desazonao….
-Pues qué te pasa hombre…? Le decía tío Luis al conocer su preocupación.
Que no me voy tranquilo Luís, qu´estao a un tris de amolar el viaje……
-¡¡Coño!! Eso paice que me güele mal endispués de tenerlo to preparao,
-¿Po que t´ha pasao hombre de dios…? No me digas qu´ estas alturas te ibas a cagar en la comenencia…..
 -pues no créas qu´he tenio un buen dilema, y aún no sé si jecho bien empalestrando el viaje, que anoche a la Juani la dieron unos dolores y lo mesmo es que quiere ponerse de parto, pero es que sólo está de siete meses y no paice que tenga que ser ahora, que los´otros dos nacieron por su tiempo, es más, Manolín tardó lo suyo en querer salir, si hasta la partera se metía con la mujer diciéndola que si nó sería to gordura….Aunque anoche la Juani, to se la volvía tranquilizarme diciéndome que sería de los nervios por el tragin de la marcha, pero... no sé, paicen cosas mu raras. Yo la decía que no se preocupara que si jacia falta dejaba lo de la siega, pero m´ha dicho que ná, que no había que desazonarse sin necesiá que tampoco era cosa de dejarlo to endispués de tenerlo to preparao, es más, me dicía que si tenía que ser ya mesmo, la que tenía que parir era ella, asina que velequi estoy, pero la desazón no soy escapa de juchearla. Ya veremos que pasa, mia tu… no sería la primera que pare antes de estar cumplia....
-Asina estás hombre…? le decía el Daniel, según dicen, malas cosas de saber, pero en eso tiene razón tu mujer, mira que si te queas por ver si viene la criatura y aluego no es ná, mejor que jayas pensao seguir con lo del viaje , porque a fin de cuentas ahí poca cosa pues jacer tu, to será que cuando guelvas seas otra vez padre.
Deja, deja, que mejor que espere a su tiempo que si nó aluego son más poblemas. ...
-¡¡Chacho.!! mejor que dejemos la conversación que entovia me veo dando la vuelta p´atrás, y no será porque no me jagan falta las perras, porque ogaño no ha podio ser peor el joio, me paice que si jechara cuenta ma salió lo comio por lo servio….
-Asina estamos muchos , decía el Daniel, Si nó, a qué coño ibamos a estar agilando a esta aventura.
¡¡Pues anda…!! le contestaba Manolo, yo que creía que ibas en cata perras pa llevar a la Mari de luna de miel, porque según tengo entendio te casas pa la sementera, ¿ no es asina?
-Asina es, si no hay ningún contratiempo, pal cristo si dios quiere es la fecha de la boa, pero eso de la luna de miel me paice que eso es jarina de otro costal, eso paice cosa de ricos, con tal que me dejen libre hasta la tornaboa… que no será porque no se lo tengo oío contar veces a mi padre, que la mesma noche de boa se la tuvo que pasar en la cuadra porque la yegüa de mi abuelo se puso a parir con problemas y hubo que echar una mano..
- ¡¡ ay que ver que cosas!!
-Eso mesmo digo yo, no habría más días en to l´año.
 Así, de conversación pero con paso ligero llegaron hasta el cruce que aún no eran las seis y media y como aún faltaba bastante tiempo para que pasara la viajera, Daniel no se lo pensó dos veces, cogió la manta que llevaba al hombro y la tendió en el suelo y se echó encima de ella, alguno más también hicieron lo mismo, hubo quienes se fueron hacía la casilla de la luz que había amontonados palos de los que ponían en el tendido eléctrico y allí se aparranaron esperando a que llegara la hora.
Tío Luís aprovechó pa liarse un cigarrillo.
-¡¡Buen desayuno compadre!! Le decía el Daniel  al ver lo temprano que empezaba a fumar.
-¡¡cálla so joio!! a ver si hoy que no está la Isabel pa criticarme lo del jumeteo vienes tu también a joer la marrana.
Cuando fueron las siete se pusieron al lado de la carretera para estar al tanto no fuera a pasar de largo.
Pero el tiempo pasaba y la viajera no asomaba, ya estaban inquietos y preocupados, tanto, que se fueron hacia la casa del cruce para preguntar si sabían ellos si solía retrasarse, pero no les dio tiempo de hacer la pregunta ya que se oyeron voces, ¡¡chachoooos, so veniros p´acá que ya asoma!! Con lo que dieron marcha atrás corriendo todo lo que podían no fuera a ser que se quedaran en tierra.
 Al entrar tío Luís en la viajera y ver como había más con los mismos aperos que ellos llevaban, no pudo evitar decir: -¡¡coño!! Si aquí vienen más como nosotros con ganas de segar ¿de aonde sois ?
-Del mesmo Zorita, le dijo un muchacho que no debería tener ni dieciséis años, que dirigiéndose al que estaba sentado a su lado que venía ya adormilado, le dió un codazo diciéndole: arrejaciti p´allá Paco que vienen más….












Mientras iban de camino hacía Madrid los segadores, tía Isabel llenaba un caldero de grano dispuesta para ir al Estanquillo a echar de comer a la burra que estaba a prao, quería hacer el trabajo con la fresca antes de que el sol apretara con los calores de agosto, además quería estar de regreso para dar el desayuno a la Isabelita y Luisito que aún dormían.
Pero he aquí que en el camino se cruzó con la partera que iba a toda marcha, al verla tan agitada no pudo evitar preguntarla: -¿paice que corremos muchos… no será que hay alguien de parto?
-¡¡Ay Isabel…!! Vente conmigo que acaban de llamarme que la Juani ha roto aguas y sólo está su madre con ella.
-¡¡que joer!! Ahora mesmo agilo contigo que la burra pue esperar, ¡¡pero si no la tocaba…!! Si jace un par de días la pregunté y me dijo que cumplía pa setiembre, comentaba tía Isabel mientras corrían a la casa de la Juani.
Pues ya ves… aquí no valen las cuentas, vamos a ver que se pue jacer.
-¡¡ Pobre Juani,…!! Se lamentaba tía Isabel, ella pariendo y Manolo de camino pa la siega…


CAPÍTULO----XXIV



Dos horas habían pasado desde que tía Isabel se encontró con la partera y la pidió ayuda para poder atender a la Juani en el parto, dos horas   que se les hicieron interminables  a las tres, a la Juani porque era la que sufría los dolores  y a ellas porque querían hacer las cosas lo mejor que podían y no lo tenían fácil, y es que  vieron que ya  desde el principio  venía el parto complicado.  Las dos hicieron lo que pudieron para que la Juani se sintiera atendida,  pero la angustia y los sudores los tenían  todas a la vez,   era un,  aprieta ahora…., venga que ya asoma….Hubo algún momento en que las  miradas que echaba la partera a tía Isabel eran muy reveladoras  queriéndola decir que no la gustaba nada lo que estaba sucediendo…. para colmo se dejó oir, ¡¡vaya por dios, lo que nos faltaba!!  Ahora viene con el cordón liao al cuello…Ahí, tía Isabel, se quedó unos segundos casi sin poder reaccionar pero santiguándose dijo:  Virguencita de Guadalupe  jechanos una mano…..
Al final la criatura vino al mundo toda moradita dejando oír su llanto,  llanto que  les alegró, y es que después de todo lo que habían pasado y lo complicado que fue la llegada de esta niña, era el mejor sonido que podían oír.
Una niña Juani!!    Mu chiquinina pero mu bonita…. Madre mía que cosina!!
¿tan chequenina es? Decía la Juani.
Mujer, es lo que toca siendo sietemesina, pero bueno… tiempo tendrá de crecer.
La Juani cogió a la pequeña y sin dejar de llorar decía: 
Si paice una muñequina de tán chiquinina que es, si no sabe una ni como cogerla….
Ya engordará mujer, decía tía Isabel en su afán de darla ánimos  aún sabiendo que razón no la faltaba,  y  procuró  guardar para  sus adentros lo que sospechaba, ya que no era tan malo que la niña fuera pequeña, ya que era lo más normal  al ser prematura,  como que  la criatura hubiera sufrido algún daño irreversible en el parto  ….
Una vez que estaba aseada  la pequeña y se la llevaron al lado de la madre, tía Isabel se dispuso a coger el caldero con el pienso de la burra para  irse a casa, pensaba  que la Isabelita y Luisito estarían ya  despiertos  e inquietos  al ver que ella no estaba en casa para darles el almuerzo.
  Cuando salía por la puerta se encontró con la Milagros que entraba a ver a la Juani, y es que ya  se había corrido la voz por el vecindario de que  la Juani  había tenido  una niña, y así fue como poco a poco iban  llegando para interesarse.
Al poco rato llegó la Amalia  diciendo: ¡¡pero güeno…!!  ¿ qué es lo que te ha pasao Juani, pa que se te jaya  adelantao  tanto …? ¡¡madre mía!!  si ayer cuando emparejé a verte anca Raimundo  estabas tan golloría….  Pa que veamos lo que son las cosas… quién te iba a decir a ti  cuando  animabas  a la Mari de que el Daniel se iba a la siega pa que no estuviera triste, ibas a estar tu poco endispues  pa que te animaran .
Es lo que tienen estas cosas que en un momento te cambia la via, decía la Milagros :   anoche en el fresco estuvimos hasta las tantas, con la cosa de despedir  a  Manolo, es más,  hasta mi Paco tuvo que agilar  de que se jacia tarde  a los llanos, quería acostarse en la era  porque tenía grano limpio y quería estar al tanto no juera a ser que le pasara como al Cansino  que cuando  jechó mano le habían quitao un buen poco de boruca  y yo agilé a la cama bien entrá la noche y no paice que se encontrara mal, o al menos naide nos dimos cuenta ¡¡la probe, seguro qu´ ha sio por los caldeos de que s´ iba su hombre y se queaba solita con los dos alipendes y encima ya tan´adelantá.
Y acercándose a la Amalia la cuchicheó al oído  para que la Juani no se enterara, y la decía: Anoche,   yo me jice la tonta cuando vi como la Juani se jacia la fuerte, pero cuando el Manolín se abrazaba al padre, que paecía una lapa sin querer   desapartarse de su padre diciéndole que le llevara con él, guipé como sacó el moquero pa limpiarse los ojos….. la probe buen avio de caldeo tendría encima.





Cuando tía Isabel pasaba por la plaza empezó a sonar las campanas del reloj del ayuntamiento, contó las diez, Ahora si que no dudaba de que la Isabelita y Luísito estarían levantados procurando por ella, iba  caminando ensimismada en sus pensamientos  camino de casa cuando alguien la llamó desde la plaza. ¡¡Isabel, Isabel!!  Ella miró para atrás para ver de quién se trataba y vio como venía  Luísito de la mano de la Mari con un plato de churros.
Toda extrañada puso el caldero del pienso en el suelo y se recostó en la pared del comercio de Raimundo  a esperar a que llegaran y la contara qué había pasado para que Luísito viniera con la Mari a esas horas.
 Luísito salió corriendo y se tiró a los brazos de su madre para abrazarla, tía Isabel le dijo: ¡¡Amos, Amos!! ¿Pero tu que jaces con la Marí a estas horas?
Ya vés,  decía la Marí, que no pues faltar de casa….  Cuando estaba barriendo la calle  he visto como salía la Isabelita de casa preguntando por su mama y acto seguio el alipende  éste detrás, y cómo no sabía que decirles me lo he llevao a por los churros, no me paecía bien dejarlos a los dos solitos en casa….
Muchas gracias mujer, no sabes como te lo agradezco…
Y, a tó esto Isabel, ¿ Aonde coño andabas?  porque por lo que veo entovia  tienes el pienso de la burra en el caldero….
Calla, calla…!! Ahora te cuento… y empezó a narrar todo lo que había ocurrido según  iban caminando para casa.
Hay que ver lo que se origina en poco tiempo, decía la Mari, ya me extrañaba ver al par de insurrectos levantaos  sin saber decirme aonde andabas, por eso  agilé con Luísito a por los churros, no me fiaba ni un pelo dejarlos solitos que aunque la Isabelita paice mu responsable no deja de ser entovia mu chica.
Pues ya sabiendo lo que m´has contao  voy almorzar a escape  pa ir a ver a la Juani, aunque antes pasaré por ancá Raimundo a comprar una libra de chocolate pa dársela, fíjate lo que son las cosas,  ahora aunque quiera dar la noticia a Manolo no lo  pue jacer, y es que…a ver aonde coño manda la carta…. aunque eso lo sabes tú también como yo,  que iban a Sigüenza  es lo que nos dijeron  pero ni sabemos los amos que van a tener ni señas ni ná de ná…. Hay que ver lo que se empalestra  de un momento a otro,  aunque, casi mejor que sea asina ya que el hombre estará más tranquilo, no jay un dicho que dice “mal que no veo bien me lo paso”….
 Así seguían ellas hablando del tema sin sospechar que el Manolo ya llevaba su preocupación antes de emprender el viaje.

Tres días estuvo luchando Guadalupe entre la vida y la muerte, al día siguiente de nacer empezó a tener fiebre y así estuvo hasta que su débil cuerpecito no pudo aguantar más, y dejó este mundo sin llegar a conocerlo, ni a él ni a su padre ya que Manolo seguía ignorando que su mujer hubiera dado a luz,  decisión que habían tomado porque  pensaban que sería lo mejor para el Manolo, el necesitaba seguir en la siega y no era cosa de que volviera ya que se había desplazado tan lejos.
Fueron momento muy duros los que la  Juani tuvo que pasar cuando oyó  al médico como la decía: Juani no te voy a engañar, esta niña está mu mal y se nos va de las manos…. aunque no sé si no será lo mejor tanto pa ella como pa ti, porque piensa que de salir con vida nunca sería una niña normal, y visto lo que hay deberías hablar  con don Lucas pa que la bautice porque si esperamos se  va a morir y no la van a poder dar cristiana sepultura, es lo que hay y tenemos que estar preparáos pa lo peor.
La Juani se abrazó a la pequeña y en un mar de lágrimas la besaba como si no quisiera creer  lo que terminaba de oír. Tía Pepa, la madre de Juani, que había estado presente, enterada de todo, sin pensarlo dos veces se fue a casa del cura a comentarle lo pasado y preparar el bautizo.  Cuando asomó a la plaza vio que don Lucas paseaba de una lado a otro de la fachada de su casa leyendo el breviario y, allí mismo en la puerta,  se lo comentó y decidieron bautizar a la niña sin demora.
Don Lucas lo que tardó en coger la llave emprendió el camino hacia la iglesia, y viendo  como Juanito y Martín  iban con la roanga cogiendo la curva para meterse en  la calle real  les dio el alto : eh!!  ¿Aonde vais tan deprisa…?veniros conmigo que pa eso sois monaguillos que vamos hacer un bautizo. ..
¿un bautizo ahora? Decía Martín y sin ser domingo…
Tía Pepa nada más llegar  a casa envolvió a la niña en una mantilla y se fue hacia la iglesia acompañada de la Amalia que se encontraba en esos momentos haciendo compañía a la Juani.






Guadalupe, que así la pusieron de nombre, duró escasamente dos horas, su respiración poco a poco se fue apagando mientras su madre la abrazaba sin que  pudiera hacer nada para salvar a su pequeña.
En estos tristes momentos a la Juani no la faltó el apoyo y el cariño de todo el pueblo, las cintas de color rosa se agotaron en los dos comercios y hubo que echar mano de las cintas blancas y, así,  hechas lazos, las fueron colocando  una a una en la cajita blanca que la había hecho el carpintero cubriendo así el cuerpo de Guadalupe   como si de un manto se tratara.
Ya hacia una semana  desde que tío Luís junto con los demás segadores se habían ido a las castillas a segar, tía Isabel no quería decir nada pero ya empezaba a estar caldeá de que aún no había llegado ninguna carta, ni de tío Luís, ni de ningún otro de los que se fueron , ya la parecía demasiado tiempo, y aunque su preocupación no la exteriorizaba por no preocupar, de vez en cuando la salía un suspiro…..
 Este día la Isabelita, teniendo que estar en la escuela de tía Teodora,  llegó a casa corriendo,  extrañada tía Isabel a verla  la dijo:  ¿Y hoy qué mosca t´ha picao pa veniste de la escuela?
Po ná, la decía la Isabelita, que m´entrao ganas de mear.
Y no podías haber entrao en el corral de tía Teodora que has tenio que venir hast´aquí…
Ya t´he dicho mama mil veces que allí no quiero mear que la puerta tiene muchas jiendas y los muchachos cuando entran las muchachas miran por los bujeros.
¡¡Ay que joderse, estos muchachos…!! Pues venga agila al corral que endispues vas a ir anca el cartero a ver si ha escrito tu padre.
La Isabelita se fue directa al corral…..pero nada más entrar empezó a pedir ayuda.
Mama!!  Ven p´acá a carearme las gallinas que s´han salió del gallinero y está el gallo fuera y se me tira a picar….Iba tía Isabel dispuesta a meter a las gallinas  en el gallinero  cuando vio a tío cartero como estaba dando una carta a la Mari,  no tuvo paciencia y fue a preguntarle si ella también…. no la dio tiempo a terminar la pregunta porque vio como el cartero sacaba una carta para dársela.
Mientras tanto se oía la voz de la Isabelita desde el corral pidiendo ayuda a su madre, ¡¡ que vengas mama!! Pero tía Isabel en esos momento se dejó decir ¡¡Que joer…. coje una tarama y ajuchea al gallo, ¡¡que al fin ha escrito tu padre….!!

 

























1 comentario:

  1. Sra. Filo:

    He pasado un rato muy agradable leyendo y releyendo este último capítulo de Isabelita.
    En cada nuevo capítulo nos estás demostrando que, al igual que el buen vino, vas adquiriendo “solera” en estos menesteres, de ahí que capítulo a capítulo se esté notando la mejoría. Aunque, todos, todos, son interesantísimos y nos hacen pasar un rato de entretenimiento.

    Ah!!, las perrunillas debían de estar deliciosas.

    Saludos.

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